martes, 30 de diciembre de 2008

A vos

Yo te quiero a vos
Y solo a vos
Soy persona de una sola persona
Una vez que soy feliz con alguien, no ando viendo a nadie más.
Es así de simple, nada complejo.
Y te quiero a vos y solamente a vos.
Vos me erizás la piel.
me apresurás la respiración
mi corazón no es el mismo a tu alrededor.

Te quiero a vos
Todavía aún, te quiero a vos.
Sueño con vos.
Vos sos el único
Todavía sos él.
Son tus manos que quiero que me recorran
quiero que me conozcas y conocerte a vos
de maneras que todavía no nos hemos conocido.
Quiero que nos besemos donde antes no nos hemos besado.
Vos sos él.
La persona que me da esa confianza,
con el que estar desnudo no sería relevante,
no sería intimidante.
Deseo todavía tu olor sobre mi cuerpo,
que nuestros cuerpos choquen,
que el sudor sea lo que menos importe.

Te quiero a vos.
¿A quién le importan los demás?
No importa que hagan,
nunca serán vos.
Se siente la diferencia.
No hay esa seguridad,
no hay esa confianza,
me hace falta la pasión,
me hacen falta tus mordizcos,
me hacen falta nuestras narices rozándose.

En esas noches de frío,
te quiero a vos y solo a vos.
Quiero que nos unamos,
quiero pasarlo con vos,
quiero violencia y amor,
todo en un mismo acto,
y que sea con vos.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Ganas de qué?

Lamernos las labios, beberme la sal de tu pecho.
Tener vacaciones de mi misma con vos.
Reírme de mis miedos hasta que me duela el estómago
Retorcerme hasta que me duela la espalda
Ver esa loca película toda la noche, una y otra vez.
Besar cada demonio que querás exorcizar
Que me mirés a los ojos mientras logre mantenerlos abiertos
Cambiar esas malditas lágrimas por esas benditas
Frotarse hasta desgastarse
Morderte hasta saciarme
Soñar con vos, despiertos los dos
Dormir sólo cuando sea inevitable

De eso tengo ganas

sábado, 13 de diciembre de 2008

Abracemos al odio

¿Alguna vez han odiado apasionadamente? Es un sentimiento maravilloso que nos permite hacer y decir cosas que normalmente no podríamos lograr.

Sentir el odio consumir poco a poco nuestra humanidad es una de las pocas experiencias que todos deben vivir al menos una vez en la vida. Un profundo rencor, una obsesión macabra, un deseo de venganza, una desesperación violenta, todas estas emociones son las que nos definen como personas.

Si se quiere conocer a una persona, hay que observarla en un momento de locura psicótica, donde nos deshacemos de nuestras ataduras sociales y mostramos al mundo como verdaderamente somos.

Además, lo más bello del odio es que es el único sentimiento único y característico del ser humano. Los animales sienten miedo, pasión, lujuria, amor, aburrimiento y muchos otros sentimientos que comparten con nosotros, pero nunca sienten odio.

No olvidemos las propiedades sociales del odio. Marx dijo que la historia de la humanidad es una historia de lucha de clases, pero obvio el hecho de que esta lucha se da gracias al odio entre seres humanos. El odio tiene la capacidad de crear revoluciones, reformas, guerras, genocidios, caos, muerte y destrucción, cosa que ningún otro sentimiento humano puede emular.

El odio enciende nuestras almas, acelera nuestros corazones, apasiona nuestra rutina y da sentido a nuestras vidas. Una vida sin odio sería como una cerveza sin alcohol, puede que sepa bien, pero no va a llegar a nada.

Por estas y muchas más razones extiendo la invitación a odiar más y odiar mejor, a detestar a quienes nos rodean y repudiar a quienes están lejos, a sonreír menos y perdernos en la locura, a olvidar a nuestros seres queridos y a alejar a quienes nos alegran. Evitemos los abrazos y los placeres de la vida, que nos alejan del verdadero camino, de la oscuridad y de las maravillas que nos ofrece el profundo y perenne odio.

viernes, 12 de diciembre de 2008

jueves, 4 de diciembre de 2008

La proxima vez...

Pero tranquila… esta noche acudirá a visitarme el olvido, y obrara su necromancia sobre mí. Me secará el corazón; se arreglará el problema.


La próxima vez, exijo al karma que me permita ser el verdugo.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Tiempo

Ya van siendo varios años
De una huida, de un engaño
Y mientras pasan los momentos
La vida se viene siempre al suelo.

Deseo juntar esos extremos,
Y poner en mi cuello un talismán de fuego
Juntando mis manos y rezando al viento
Que todo el daño se consuma en el tiempo.

Veo atrás y veo desprecio,
Veo el futuro y se encuentra incierto,
Veo el presente y no sé si siento
Pero es ahora cuando estoy viviendo.

Y todavía, aún recuerdo
Los estigmas que en mis huesos dejo el hielo
Que con locura de besos y aliento
Trate de borrar sin remordimiento.

Entre más lo pienso, más lo creo
Que todo va a desencadenar un milagro,
A pesar de mi credo
Para poder naufragar sin miedo,
Oyendo el rumor del cielo
Que ya gris se ha puesto,
Y que sólo los rayos iluminan de nuevo.

Es tiempo lo que quiero,
Revertirlo y rehacerlo
Según mis movimientos,
Sean firmes o siniestros
O tal vez débiles y contentos.

Es tiempo lo que hace falta
Para acabar con las falsas amenazas,
De una vida perfecta,
Que se desvanece en la nada.

Es el eclipse el que predice,
Que después de varios años
Todo desaparece cuando la muerte llega
Sin poder divisar donde dejaste tus huellas.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Cicatrices

Te pedí cicatrices
Te pedí específicamente por cicatrices
en un momento de extrema honestidad
te dije como un clamor que se escapa
que yo quería experimentar enamorarme
aunque solo fuera para encontrar cicatrices
Yo solo quería sentirlo
aun cuando lo único que recordara después
fueran las heridas dejadas
aun si lo único que me quedara fueran cicatrices.

Así que no temas dejarme cicatrices
no debes tener miedo a herirme
no temas dejar marcado tu rastro por mí
porque yo quiero dejar el mío sobre vos
quiero que nos sintamos
sin importar las cicatrices después.
Esas las enfrentaremos cuando las encontremos.

Si lo que nos provocamos ahorita es
escalofríos cuando nos susurramos de cerca
sonrisas estúpidas de felicidad incontenible
increíbles espasmos de pasión
entonces, ¿por qué preocuparnos por
las cicatrices que estos recuerdos nos podrían provocar?

Tenemos el ahora, el ya
tenemos esta infinitud de posibilidades
probemos las que nos hacen felices ahora.

Las cicatrices,
esas las pedí
esas sé que quedarán,
pero cuan feliz puedo llegar a ser con vos...
Eso es todavía un misterio.
Uno que quiero descifrar.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Somos más diferentes de lo que jamás voy a aceptarte. Incompatibilidad es una palabra fuerte, pero cada vez creo más que va con nosotros. Las tazas de café nunca serán suficientes, nunca serán suficientes los besos. Algo han de haber perdido tus labios que ya no saben igual.

Crees que sos la única con derecho a dudar, mientras que yo mis dudas suelo tragármelas con bastante agua, o con un cigarro. Pero vos no. Mi cariño es tuyo, pero cada vez creo más que la inercia es la que nos sostiene. Es la falta de certeza de que si te dejo, otros brazos me esperarán a la vuelta de la esquina. Que egoísta, que cobarde. Y de tus vicios no voy a hablar (porque también los tienes, mi vida). Callar sobre el mal del otro es parte de la buena vida en pareja. Somos paquetes, pero haces parecer que siempre me estas tolerando para estar conmigo. Yo siempre tolero, no vaya a ser que creas que sos la única en aguantar, pero yo lo que tolero lo acepto con una sonrisa porque hay cosas que simplemente no se pueden cambiar y son como son. Y no me importa. He ahí el detalle, a vos te importa y se te hace un mundo en las pequeñeces.

Ya son varias lunas que tenemos de estar en esta danza. Si de crecer hablamos, he crecido. Si de cambiar hablamos, has cambiado. ¿Pero es suficiente? No lo creo.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Cuando terminó todo

Cuando terminó todo ella lloró desconsolada.
Sabía que terminar era lo mejor para ambos, y sobre todo para ella.
Sabía, que aunque sonara horrible decirlo o tan siquiera pensarlo, él era poco para ella.
Aún así, deseaba que justo en ese momento él se retractara de todas las cosas dichas, la abrazara, la besara, y le pidiera perdón y así seguir juntos como se habían prometido.
Pero eso no pasó.

Cuando por fin se lavó la cara y borró los rastros de lágrimas de sus mejillas, se dijo así misma que había hecho bien. Que él era el que había hecho todo mal, y que además, él sabía que NUNCA encontraría a alguien como ella, y que NUNCA encontraría a nadie que le diera todo lo que ella le dio, y sobretodo que NUNCA encontraría a alguien que lo amara tanto como ella lo hizo. Entonces sonrió malvadamente (auto-consolándose) pensando que esas cosas él las sabía, y que cada momento de su vida recordaría cuanto perdió.

Pero la vida es rara, y mucho tiempo después mientras ella seguía creciendo con las heridas cicatrizadas , se encontró a sí misma pensando en él, pensando en la mirada que siempre tenía SOLO para ella, pensando en todas las palabras que aliviban el dolor, pensando en que sólo él la había llegado a conocer de verdad, pensando en esos momentos que sólo ambos conocían.
Y de repente se encontró a sí misma preguntándose si algún día encontrará alguien que la ame tanto como él lo hizo.

No entiendo

No entiendo el amor, creía que podía hacerlo, que sabía lo que se necesitaba, pero no, no lo entiendo, no sé nada. No entiendo como algo puede quedarse en tu cabeza por tanto tiempo haciendo un hueco en tu vida que cada día crece y crece.

No entiendo porqué es como un virus que se pega a las neuronas y aunque sabés que te esta matando no podés hacer nada, porque simplemente el maldito se une al ADN de tu cerebro y no lo podés eliminar sin matar tus neuronas, sin que te termine haciendo daño.

No entiendo como cada día cualquier estupidez te hace pensar en eso, en cómo se reían, como parecían felices juntos, como besaba, como te sentías cuando te besaba, en lo feliz que eras si estaba ahí al otro lado de tu mano, de tu ojos.

No entiendo porqué alguien puede amar y seguir amando después, mientras que otros ocupan tanto tiempo para olvidar, para sentir de nuevo el aire entrar en sus pulmones, para arrancarse un sabor que se añeja en sus labios, para sanar una herida que talvez nunca existió en el corazón de la otra persona.

No entiendo cómo el tiempo me hace seguir amando, pero poco a poco me obliga a fijarme en otras personas. No entiendo porqué hago cosas que me hacen sentir peor cuando las reflexiono al lado de tu foto. No entiendo porqué aun tengo tu foto. En serio, no entiendo cómo acabo metiendome con gente que no amo, que no quiero o que no conozco... No entiendo porqué lo hago...

No entiendo ni siquiera porqué no lo acepto, no entiendo porqué me engaño cuando digo que no te amo, si me basta con tomar para empezar a seguir tus pasos, a tratar de encontrarnos por casualidad, a querer verte, a querer oírte, a necesitar hablarte y cuando estoy a punto de hacerlo, comprendo que no puedo, me falta valor y me resigno como el más grande de los cobardes.

No entiendo cómo teniéndote dentro puedo empezar a sentir como crece algo más, cómo crece alguien más en mi mente, alguien que no quiero, alguien que no busco querer pero que esta ahí y que inconscientemente me obligo a querer. No entiendo nada, no entiendo porqué me duele, no entiendo porqué escribo sobre esto, no entiendo qué me pasa, no entiendo porqué me niego a entender...

Lo peor es que ni de
catarsis me sirve...

martes, 11 de noviembre de 2008

Siempre bien

Lo peor de tener tus labios tan cerca es este asco que siento en el estómago y que me quema todos los días. Realmente no entiendo cómo sigo atado a tu boca si lo único que me hace es daño, mucho daño, más daño del que cualquiera podría o debería aguantar. Y duele porque sé que no estoy siendo honesto, que te engaño solamente porque detesto la soledad y por no aceptar que las cosas son como son y no las puedo cambiar, aunque me muera por hacerlo. Realmente mi voluntad no es tanta y mientra estes aqui por mi todo estará bien, siempre bien.

Quiero vomitar, y no es por vos, es por mi. Porque cada vez te engaño más y más, cada vez conozco mejor tu boca y tu cuerpo, y cada vez siento que vos crees que te amo más y la verdad es que eso no es así, nunca será así. Yo únicamente respondo a mis necesidades, no del cuerpo, sino de la mente, y bueno, de cierta forma del cuerpo tambien, pero amor no, esto no es amor y jamás lo será.

Pero aunque piense todo esto, aunque sienta todo esto, cada vez que pruebo tus labios lo olvido, cada vez que siento tu piel lo ignoro, cada vez que estoy con vos simplemente dejo de pensar y solamente actuo, me dejo llevar pensando en otra cara que no tiene tu risa, en otro cuerpo que no tiene tu sudor y en otro amor que no esta entre tus piernas y que jamas encontraré entre tus brazos...

Querer saber

Hay tantas preguntas revoloteando en mi cabeza. Tantas cosas que quiero saber, tantas decisiones que quiero que tomes. Y aunque me haga la fuerte, aunque te pida que las hagas pensando también en lo que querés vos, porque yo no me voy a quebrar no importa lo que decidás, ambos sabemos que no es cierto. Será realmente que solo yo lo sé?

Tengo tanto que decirte, pero siento como si las palabras nunca pudieran ser suficientes para expresarlo. Cómo decir como me siento sin sonar patética? sin sonar estúpida. Sin revelar aquel lado vulnerable de mí que sé que ya bien conoces.

Y cuando estoy decidida, y cuando pienso que hoy será el día, y justo cuando sé que debo decirlo, me pierdo en tus ojos. Me pierdo en el tacto de tus manos por mis mejillas, en tu mirada centrada en mis ojos como si pudieras ver hasta el interior de mi alma de vuelta. En ese preciso instante, pienso que realmente no hay nada que decir, que todo está bien.

Cómo poder lograr decirte lo que quiero saber si tan solo sentir tus manos sobre mi cuerpo me hace olvidar la existencia de un lugar más allá de nosotros juntos?

Rutina

Tus besos no serán suficientes para acortar la distancia. Siento que en cierta forma, hay como un océano que nos separa, y que hace que por más que grites, tu vos no llegue a mis oídos. Un océano en verdad nos separa, y la sal del mar hace que no llegue a mí la posibilidad de la sal en tus mejillas. Me es indiferente que observemos la misma luna.


Y cuando te veo, ya no brillan como antes tus ojos, aquellos pequeños pozos del alma que me ahogaban en ti cuando me sumergía. Y cuando te veo, mis labios ya no se entreabren como buscando un beso.


Y me decis:


“te quiero”


Respondo:


“y yo a vos”

jueves, 30 de octubre de 2008

Ya Dicho Todo

¿Qué decir de mí? Soy básicamente un hombre normal. No me gusta la cebolla, ni me gusta la palabra poetisa. Nunca me ha gustado. Me suena a pitonisa, y nunca me han gustado tampoco las togas. Me encantaría un día en el que nada más pudiera despertarme cuando ya no tuviera sueño, cuando ya pudiera decir que ya he descansado, en vez de que me despierten en la madrugada cuando todavía está oscuro, pero la libertad tiene su precio, e irónicamente a veces ese precio es una esclavitud sin remedio. Me exaspera la gente a la que le indico la mano izquierda y se revisa la derecha. Podría vivir aislado en el campo. No necesito demasiado para sobrevivir. Una cama, un techo y un gato. Soy del tipo de persona a la que le duran las alegrías por días, igual que las tristezas. Puedo ser plenamente feliz nada más sentado al borde de una carretera por la que casi no pasen carros a morder un cubo de hielo a mediodía… O que pasen, no importa. Mientras la gente se derrite, yo no entiendo por qué tienen que pasar las nubes a quitarme el sol. Tengo una cicatriz en la rodilla, dos en la barbilla, un corte en el codo, un lunar en el ojo y estoy destrozado por dentro de una forma que ni siquiera voy a comentar. De salud todo muy bien, nada importante. Sólo jaquecas por el sol de vez en cuando. No, digo destrozado porque hay demasiadas cosas que quisiera olvidar, y otras tantas que daría la vida por recordar pero que nunca pasaron. Por ejemplo, nunca vi ninguna estrella fugaz –cosa que me gustaría recordar- y tengo la certeza de que me voy a morir antes de ver una –eso lo quisiera olvidar-. Justamente hoy en la mañana estuve pensando que nunca he tenido de verdad una mascota, y siempre quise que mi perro se llamara Jota. Ya sabía cómo se iba a ver Jota. Lo veía correr, le veía el color, el pelo, el tamaño, y la veía a ella jugando con él en la casa que íbamos a tener, pero las cosas son así, ¿no? Nunca se dio. No sé adónde está ella exactamente. Sólo sé que está lo suficientemente lejos como para que yo ya no pensara en ella. Me parece que ese fue el plan desde el inicio, abandonarme pero nunca irse. Tengo pocos recuerdos de alguno de mis días que me traiga un sentimiento particularmente tibio. Nada más recuerdo un árbol de llama del bosque que estaba a la par de mi casa cuando era pequeño. Era imposible no verlo, pero las personas rara vez lo veían de verdad. Nunca logré notar la transición de las hojas a las flores. Siempre quise ir notando cómo se le quedaban las ramas llenas de botones mientras inundaba mi patio de hojas, pero cuando me daba la cuenta el piso crujía y a pesar de haberlo “visto” todos los días, nunca había notado que cambiaba. Y eso comprueba mi teoría, las personas somos como avestruces, y pasamos con la cabeza metida en la tierra sin ver lo que de verdad importa por miedo a morirnos, y nunca nos paramos a pensar si no valía la pena morir así, o si de verdad valía la pena vivir por sobrevivir. La verdad es que nunca he sido un buen ejemplo de nada. Ni siquiera lo soy ahora, que ya no tengo patio ni tengo árbol ni tengo nadie que me oiga para poder decirle todas las verdades que a estas horas sé, y que sé que casi nadie sabe. Es por eso que cuando estoy en el parque me dedico a ver a la gente pasar, y dependiendo de cómo se muevan y de cómo me vean, deduzco muy acertadamente qué tipo de persona son. Sé si son pobres, si no son lo que pretenden, a veces hasta noto en cómo caminan si vienen de un motel o de una iglesia. Si no me ignoran, procuro acercarme y hablarles, a veces creen que soy un loco y nada más agarran más fuerte la cartera y me siguen la corriente mientras piden un taxi. Prefiero pensar que lo que he sembrado en algunos es por lo menos la duda de la realidad que se oye detrás de lo que digo. Porque sé que ya no soy un jovencito, que no me veo fuerte, y que no tengo autoridad para decir nada. A veces me rodean las palomas y comen de mis manos, y a veces de verdad me siento mínimo estando junto a ellas. Para comenzar, ellas vuelan, y yo no. Yo nada más cierro los ojos para que el sol me ponga rojos los párpados, abro los brazos y por un rato me quedo ahí, nada más oyéndolas arrullar, hasta que pasa algún mocoso y las espanta. Me quedo pensando que no sabe lo que está haciendo, y para calmarme me imagino una paloma enorme que persigue una bandada de chiquillos, y que con el pico los arrastran de los brazos y de las piernas, y que de vez en cuando es clavan las uñas de las patas en la espalda hasta que quedan llorando. De verdad quedo satisfecho, a veces hasta me dan ganas de un café. ¿Sabe? Una vez sembré un árbol. Siempre me imaginé sentado debajo de la sombra de mi árbol. Y no iba a ser un árbol cualquiera. Iba a tener la corteza gruesa, con un tronco ancho. Eso sí, cerca del suelo iba a tener una bifurcación con una rama baja por la que yo le iba a ayudar a ella a subir. Cómo nos íbamos a reír cuando yo estuviera de pie en una rama alta y a ella le diera miedo que me tirara. La iba a molestar y luego, mientras estábamos sentados en una rama del medio, nos íbamos a besar como si de verdad me fuera a caer y ese fuera el último beso que me iba a dar. No se siente bien, no ser suficiente, no ser lo mejor, que siempre se pueda aspirar a algo más cuando se está con uno, ser verdaderamente pequeño e insignificante, ni siquiera merecedor de esa ínfima alegría que es que lo oigan a uno y no sentirse solo, no ser lo suficientemente importante como para que hubiera admitido viéndome a los ojos que no era suficiente. Irse dejándome como se va a perder un perro. Nos íbamos a encontrar justamente ahí, con las palomas. Nunca llegó. Y a partir de ese momento me sentí pequeño, más pequeño que un árbol, que un perro y que un gato. Comparable sólo con las palomas, salvo porque yo no vuelo y ellas sí. Básicamente ese soy yo, porque creo que importa poco lo que fui antes de esto. Ya dicho todo, ¿tengo el trabajo?

domingo, 26 de octubre de 2008

Ella sabía...

Ese día estábamos caminando sin rumbo alguno, oyendo el cantar de las aves, y el sonido de la suave brisa al pasar por las copas de los árboles. Sin duda alguna ese día estaba resultando perfecto, su risa suave y delicada, su pelo negro y sus grandes ojos verdes que parecían que podían contemplar la vida misma con una sola ojeada.

Así caminamos ese día tomados de nuestras manos, como cualquier pareja, ella bien arreglada y con un delicado perfume a flores, y yo un poco desaliñado como era mi costumbre, y usando mi colonia favorita.

Esa era nuestra última salida de domingo, juntos como novios, ya que el siguiente domingo saldríamos a pasear pero como esposos.

Ya eran cinco maravillosos años juntos, con sus peleas normales como cualquier pareja, pero también con esos momentos compartidos que logran que la boca se separe un poco más de lo habitual, y más con una velocidad más pausada que la normal, pueda decir esas dos palabras que al oírlas de la boca de la otra persona hace que el cuerpo se estremezca.
Un te amo, o dos al día, nunca nos venían mal, aunque procurábamos no decirlo con mucha facilidad, para hacer que las palabras siguieran conservando su significado y más aún su intenso poder.

Por esas y otras razones que son más animales, esa noche nos sentamos en el sofá de mi apartamento e hicimos el amor como nunca antes, sabiendo que nuestras vidas iban a unirse de por vida, y que podríamos empezar a forjar el sueño que nos mantenía vivos de ilusión. Juntos queríamos poder adoptar, y criar una hermosa familia, ya que ambos como pareja no teníamos la bendición de poder procrear, nunca supimos cual de los dos era el infértil, esto para evitar posibles recriminaciones; así era nuestro amor.

La semana transcurrió con total normalidad, no nos íbamos a ver hasta el sábado para poder ultimar los pequeños grandes detalles de la ceremonia del día siguiente. De la manera acordada nos vimos ese sábado, fuimos a comer un helado porque curiosamente ella quería uno con ese frío y lluvias de setiembre. Entonces fuimos a comer helados, ella con su sabor a menta, yo con mi sabor a chocolate, al final como imaginarán entre besos y abrazos, los sabores en nuestras bocas se mezclaron, generando una deliciosa combinación.

En el momento que terminamos nuestros helados, y nos dirigíamos al salón de la fiesta, le sonó el celular y con la calma y dulzura que la caracterizaba lo contestó, pero, no acabo de decir “¿aló?”, cuando sólo sentí un puñal en mi espalda, mis ojos se abrieron y la vi a ella gritando sin que surgiera voz alguna de su garganta por el terror y tratando de resistir, en ese jaleo el hombre que le intentaba arrebatar el teléfono saco una pequeña pistola y le disparo a su pecho; ella instintivamente soltó el teléfono y cayó al piso. Y justo entonces me di cuenta de que ella si había gritado y que su voz si había salido, y que su resistencia a entregar el celular se debía a que había sido yo el primero en salir herido.

Sentí el puñal en mi espalda, y poco a poco perdía el conocimiento. Cuando desperté en el hospital, me dijeron que los dos habían fallecido. Yo extrañado pensé que alguien había matado al ladrón, justo entonces el doctor me sacó del error, y me dijo que íbamos a ser padres.
En ese momento lo comprendí todo, su antojo por el helado, su dulzura más intensificada que lo normal, y ese brillo en sus ojos como si contemplará a la propia vida. Ella lo sabía y me lo quería decir el día de nuestra boda.

Ella sabía que nuestro sueño estaba más cerca de lo jamás esperado.

Ella sabía que yo la amaba.

Ella sabía que iba a ser madre.

Ella sabía que yo iba a ser padre.

Ella lo sabía…

Licor

Me tomé a fondo blanco tus labios
y me embriagué de ti
y cuando llegue a mi casa
al escondite de mi alcoba
donde suelo esconderme del mundo
lo único que hice esa noche
fue soñar contigo

Y en la resaca del día siguiente
no hubo pastilla que me quitara
la urgencia de volver a verte
y la necesidad de beber de nuevo
del licor de tus labios
que sólo con ellos me arranco esta resaca del diablo
que aprieta mi pecho casi tanto
como aprieta mi alma

miércoles, 22 de octubre de 2008

Decirte adiós

Cuando dices, que fui un timador de emociones
En realidad, eso no me conmociona,
Puedes decir que fui calculador,
Pero no por eso voy a tratar de hacerte sentir mejor.


Y es verdad, pude haber sido ser mejor,
Y es verdad, tal vez fui cruel,
Pero yo sé que fuiste más infeliz al quedarte sin mí,
Yo sé, te lo juro
Que estarás tres veces más triste sin mí.


Así que me puedes decir ¿cómo es qué medías ese “amor”?
Si todas esas charlas agridulces, salían de tu boca.
Y al yo tener que saborear esas palabras,
Se me dificultaba el tragar,
Pues eso fue lo verdaderamente dulce,
El saber que me volví inmune
A tu manipulación y a tus juegos.


Pero ya no se puede volver al inicio,
Porque nuestro tiempo ya murió.
Y adoro, y amo, el verte sufrir sin mi amor,
Y te juro que nunca más volverás a tenerme atado.

Pudiste comprarme, quebrarme,
Besarme y hasta mantenerme,
Aunque luego de haberlo intentado,
Me perdiste para siempre.
Porque después de todo fue inevitable que me deshiciera de ti.

Aún sabiendo que me necesitabas
El doble de lo que yo a ti.

Y ahora sé,
Que dejaste de vivir, cuando me fui,
Y ahora sé,
Que puedo reír por ese fin.

PD: Esto fue algo que debí haber escrito hace mucho tiempo (no es nada elevado, ni mucho menos algo muy elaborado, es solamente una despedida sencilla). Con esto pongo fin a esas "Ruinas de Herejía" que durante ya bastante tiempo, he tratado descifrar. Ahora es momento de recapacitar y demostrar que todo aquello que hizo daño, estorbo, o no ayudo en nada; ahora da igual. Porque el presente se encuentra mejor que nunca, y el pasado en pasado tiene que quedar.

martes, 21 de octubre de 2008

En mi cuarto... o en el tuyo

Espero la oscuridad perfecta, sin luna
para tomarme el tiempo perfecto para mirarte
para ir experimentando poco a poco tus esencias
e ir degustando cada uno de tus perfumes

Y la conciencia me va dando a probar poco a poco
Un exquisito efecto visual sólo comprensible
cuando cierro profundamente mis ojos
y empiezo a observar el cuarto con las manos

A unos 38 grados centígrados se calienta el alma
mientras mi ser recorre presuroso tus venas
completamente drogado y enceguecido por tu cuerpo
buscando un rincón en donde dejarme morir

Como en matemáticas del universo uno más uno es uno
tu forma y la mía alcanzan la más sincera unidad
y al gozar juntos de esta dulce agonía, de esta muerte
nos sujetamos ya no más del cuerpo, sino del espíritu
para no dejarnos caer, para ya nunca más soltarnos

lunes, 20 de octubre de 2008

Tengo frío

- Tengo frío, mucho frío... ¿Cómo se quita el frío?
- Umm... Creo que con unos brazos se puede arreglar.
- Pero los brazos solo me pueden abrazar. ¿Qué más necesito?
- Bueno, una boca te puede ayudar.
- Una boca sólo me puede besar...
- No ¡también te puede lamer y morder!
- Es cierto, además también puede exhalar aliento caliente sobre mi oreja.
- Bueno, un par de piernas serían muy útiles... ¡Y no olvides lo que esta en medio!
- Claro, es importante... ¿Y todo eso me va a quitar el frío?
- Sí, al menos por un rato sí...
- Pero... yo no quiero que sea sólo por un rato... ¿No hay algo más duradero?
- Ah, entonces también ocupas amor...
- ¿Y dónde lo consigo?
- No sé, nunca lo he buscado.
- ¿Y no tienes frío?
- Un poco, pero lo puedo aguantar...

domingo, 19 de octubre de 2008

El Terremoto

Me derrotas, te derroto
y el aliento se convierte
en moneda de cambio
escucho tambores a la distancia
anunciando el terremoto

Mientras la noche respira sobre mi piel
me siento como un Magallanes
al descubrir tus océanos escondidios
pero mi barca la perforas con tus besos
y tu cuerpo me ahoga, me inunda

Cielos, cielos que creí conocer
sólo vos los haces infinitos
le das olor a los colores
y llenas de color a los sonidos
y estas en todas partes

Diez veces tú, diez veces
en todos los lugares y en ninguno
veinte veces... no... treinta veces
que suenen los tambores, que suenen
que se me viene la vida encima

miércoles, 15 de octubre de 2008

Duele

Duele
como un nudo en la garganta
como que el pecho entero se parta en dos
como un vacío que hiere cada parte de tu cuerpo pero no podes explicar donde esta
Es extraño como esto puede hacerme tan feliz
y como a veces la falta de confirmaciones verbales,
como la incertidumbre parece partirme en dos.
Se siente mal que duela
se siente estupido que duela
como puede doler esto?
Esto es PERFECTO
es la definición de perfección
somos vos y yo.
Y sé que no va a seguir doliendo
en el momento que nuestros labios se toquen
justo en el momento que tus manos rocen mi cintura
cuando beses mi mejilla con los ojos cerrados.
Deja de doler, porque esto realmente no duele
esto me hace más feliz de lo que jamás he estado.
Me hacés increíblemente, magnificamente, maravillosamente feliz!
entonces, por qué rayos duele?
por que ocupo siempre saber más...
si tan solo lo pidieras
yo lo haría
porque sos vos.
Solo pedilo

martes, 14 de octubre de 2008

De la costumbre...y los servidores

Maté al poeta y no debí haberlo hecho
Él podía sacar de la inflación la oda a la luna, y de las rebajas del combustible, el compás de las olas del mar
Hubiera podido encontrar similitudes entre mi persona y un cactus y aún así, sonaría bonito y podríamos hablarlo durante años

Pero ah no! ella quería quedarse casada de por vida con la tesis de los servidores y su funcionamiento y como el tipo del cactus la toca imaginandose las tarjetas madres y se excita como si hubiera visto un par de entradas USB.

Y la verdad no quiero que me den la luna, pero ¿qué tan malo es soñar un día con algo que uno tuvo y lo mato? Osea es necrofílico, estoy casi al borde de sacarlo de la tumba y hacerle el amor porque la verdad este golpe de realidad no me está cayendo nada bien.

Y si es necesario sacar a Placido Domingo como tema de conversación porque ya ni los periódicos suelen tener importancia, pues diay! lo voy a hacer.

Me cansé de empujar a la roca
Para cierta gente soy solo un servidor

"Si toca un seno, opción sí, si no toca seno, opción no
si sí, entonces orgamos, si no, opcion no, fin de la fórmula"

Pues nada, es eso, no ha pasado nada.....
La luna sigue siendo una estúpida bola blanca, y un zapato sigue siendo el chunche q se pone en el pie.....nada ha pasado

¿Qué haces?

Èl: "bajo un juego de DS"

wow!....hablando de mi amor por los servidores y el contacto con las personas...

viernes, 10 de octubre de 2008

La respuesta


Ok I am tired let’s chat tomorrow, I leave u a qstn, if u decide 2 be with a man, wht wld u like he does 2 u? Good nigth.


¿Buenas noches? ¿Quién puede tener buenas noches después de una pregunta así? Mi mente simplemente empezó a darle vueltas y vueltas al asunto. Ya era tarde y el último mensaje me llegó a las 11:30pm. Estaba acostado en mi cama y la oscuridad era mi única vigía. No sabía que pensar, así que simplemente cerré mis ojos y dejé que el silencio me guiara. Necesitaba una respuesta, quería dar una buena respuesta, una que expresara realmente lo que deseaba. No sé si lo imaginé o lo soñé, pero repentinamente las imágenes abarrotaron mi mente.

Era un cuarto pequeño, con apenas una cama grande y un baño. La ventana estaba entre abierta y una luz tenue entraba desde la calle iluminando de forma bizarra el interior. El agua de la ducha corría por mi cuerpo, más que asearme lo que hacía era acariciarme con ella. Disfrutaba de su masaje en mi cuerpo, relajándome para la noche que vendría. Ese duchazo estaba tardando más de lo debido, mis nervios instintivamente me hacían prolongarlo. Una voz me devolvió al presente, recordándome que no estaba solo y que alguien me esperaba en el cuarto.

Cerré la llave, salí y tomé una toalla. Sequé cuidadosamente mi cuerpo no sin antes avisar que ya salía. Me gustaba sentir mi piel fresca, olorosa a jabón. Arrollé la toalla en mi cintura y giré la perilla cuidadosamente, procurando no hacer ruido para descubrir lo que él hacía en la habitación. Todo estaba oscuro, así que apagué la luz del baño. No podía ver nada, no sabía dónde estaba. Di tres pasos en dirección a la cama, de repente unos brazos fuertes me abrazaron por detrás. Musitó algunas palabras a mi oído que no pude entender. Sentía la piel de su abdomen rozar contra mi espalda. Sentía ese calor que me llamaba a sus brazos. Me besó el cuello y yo aproveché para voltearme y atrapar sus labios.

Disfrutaba de su aliento fresco con un ligero toque de whisky, sin duda él estaba igual de ansioso que yo. Me besaba con dedicación y yo respondía con un toque de creatividad. Saboreábamos nuestras bocas, despacio, poco a poco la pasión ganaba terreno. Cambié mi objetivo, mi boca se fue hasta su cuello y mis manos siguieron acariciando su espalda bajando despacio. Él me sujetaba fuertemente a su cuerpo con su brazo derecho, mientras que acariciaba mi pelo con la otra mano. Nuestros cuerpos giraban hacia la cama, yo exploraba el sabor de sus hombros y su pecho. Él simplemente cerraba los ojos y mordisqueaba su labio inferior.

Estábamos frente a frente, cada uno sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Di el primer paso y lo recosté lentamente sobre la cama mientras lo besaba con cariño. Se veía tan cálido ese cuerpo, tan atrayente. Me separé un poco sólo para contemplarlo, era justo como imaginaba que sería. Sonrió al ver mi cara de tonto y con un imprevisto ataque de cosquillas me colocó bajo su cuerpo. La ternura del momento dio paso al deseo. Me besó breve pero intensamente, entre las ganas y su lengua no podía casi respirar. Fue bajando por mi cuerpo, empezó a morder levemente mi pecho mientras sus manos acariciaban un poco más arriba de mis piernas. Su lengua acariciaba mi abdomen, amenazaba con seguir explorando y yo no estaba dispuesto a detenerla. Para ese momento la toalla aún seguía abrazando mi cintura. La fue quitando despacio con sus manos y solo pude cerrar mis ojos y dejarme llevar... Podía escuchar la noche, la oscuridad, sus movimientos, mis palabras. Sentía sus labios, su saliva, su deseo y nada más podía aprisionar las sábanas entre mis puños...

Pude escuchar un ruido extraño que me distrajo, era el timbre de mi politono que estaba vibrando en mi mesa de noche al lado de la lámpara. Abrí los ojos y ya no había nadie conmigo. Ya no estaba en ese cuarto pequeño con la luz de la luna entrando por la ventana, era de día. Estaba de nuevo en mi cuarto y lo único que se encontraba realmente ahí, era mi cuerpo sudado sobre mi cama. Instintivamente tomé el celular, un mensaje nuevo en el inbox:

Good morning, Did u think in my last question little boy?

lunes, 6 de octubre de 2008

Muerte Mañanera

A las siete de la mañana, un sol pálido comenzó a calentar su piel por última vez. Era algo normal que viera el amanecer entre basura, pero había una frescura revitalizadora en el aire.


Haciendo memoria, se encontró de nuevo en la calle. La transacción siempre había sido simple, pero esta vez le pedieron más plata. Si la hubiera tenido, la hubiera dado. Realmente necesitaba esa piedra.


No tenía la técnica para tachar carros, ni los recursos para un bajonazo. No se consideraba tan adicto como para asaltar a un tercero, ni tan habil para robar una cartera.


Lo único que tenía era lo que le daban de limosna. Ya su familia se había desentendido de él, no podía pedir trabajo en esas condiciones, y era totalmente incompatible con el hampa.


Sólo había una forma sostenible de financiar su adicción. Nunca lo había hecho, pero algunos le habían dicho que era perfecto para el brete, y que pagan bien.


Su primer cliente estaba tan desubicado cómo él. Ninguno de los dos sabía muy bien cómo empezar, ni en donde hacerlo. Terminaron en un callejón despoblado, bañados en sudor y basura.


Después de trabajar sólo podía fantasear con una piedra. Corría renqueando hasta el primer bunker que viera para gastar todo su dinero.


Llovía cuando se dio cuenta que estaba en el fondo. Bajo un cartón, vio un comemaíz bañarse en un charco. Al oírlo cantar, recordó la cantidad impresionante de vida que sale con la lluvia. Recordó los sapos, los grillos, las aves...


Las aves... cómo le encantaba su canción de alegría bajo la lluvia. Amaba el olor a tierra mojada, sentarse en un árbol a comer jocotes, tirarse a la poza a buscar piedras de colores, correr descalzo en el zacate...


Y ahora, rodeado de vida, no podía sonreír. Sus preocupaciones eran buscar un cartón nuevo y conseguir otra piedra. Fue en este momento cuando se dio cuenta de lo bajo que ha caído, ya no le preocupaba su situación, su futuro, su vida.


Trató de levantarse. Sus piernas no soportaron su peso. Poca comida, mucha piedra.


Una montaña de basura lo recibió con los brazos abiertos. Mientras se revolcaba buscando la salvación vio a un joven comprando. Gritó, lloró, rezó.


Mientras su alma se escapa de sus labios se lamenta por el joven. El mercado dicta que debe haber un cliente que reemplace a los que se retiran.


La mano invisible da, la mano invisible quita.


Es la Ley.


Nadie escapa a la Ley.

miércoles, 1 de octubre de 2008

En la mañana

La luz blanca y destellante chocó contra sus párpados, cuando la cortina era empujada por el viento. Se decidió a levantarse, eran las 7.
Se enrrolló en la sábana, y se deslizó fuera de la cama. Corrió las cortinas y vió el paisaje playero a través de las grandes puertas de vidrio.
Y pensó que se le antojaba comer de aquellas frutas...

Abrió completamente las puertas y salió a la terraza, la brisa salada le acarició el pelo y el rostro, y se coló entre la sábana, y ésta la acarició su cuerpo desnudo tal como las cortinas acariciaban las puertas de vidrio, amenazando con desnudarla frente al mar. Estrujó la sábana contra sus pechos y salió aún más, y se apoyó sobre la baranda de la terraza, y miró las olas...

-El mar se parece a él- pensó y sonrió involuntariamente
-Auch- Los labios estaban secos, dolían, los chupó y miró hacia dentro de la casa, él ya se despertaba.

Él la miró desde la cama con una media sonrisa.
Ella corrió hacia él dejando que el viento volara la sábana.

martes, 30 de septiembre de 2008

Entre la culpa y el amor

Eran las 7 de la mañana, mire la cicatriz en mi pecho y recordé todos aquellos momentos en los cuales la miraba incansablemente, con la idea de verla sanar poco a poco.
Las siete de la mañana, el momento en el que durante tanto tiempo la enfermera llegaba religiosamente a bañarme...

Ese accidente se dio en un día como cualquier otro. En el cual habíamos decidido ir a la playa, mis amigos y yo. Como el camino era largo, nos turnábamos para manejar. Fue a mí al que le tocó la última parte del viaje. Cuando por esas cosas de la vida que uno no comprende, vi el furgón justo delante de mí. El tiempo me dio apenas para intentar esquivarlo y lo logré derrapé un poco, pero el carro hizo un giro extraño, por el agua que todavía quedaba en la carretera de la lluvia que había pasado unos momentos antes. Así, no pude reaccionar a tiempo, y fuimos a dar al guindo que estaba al fondo de esa curva.

Sólo yo, perdón, sólo él y yo logramos sobrevivir. Observé hacia la derecha y ahí estaba mirándome, de pie. Ese día milagrosamente él logró salir casi ileso del accidente. Desde entonces aparte de mis padres, es la única persona que me visita. Claro los padres de mis amigos, nos culpan por la muerte de ellos, y yo en mi interior también me culpo por su muerte; pero no sé, si es peor quedar viviendo con la conciencia cargada de culpabilidad.

Pero él, él no me culpa, pasaba el día esperando que despertara para traerme ese vaso con agua que por la culpa de mi pulmón perforado, no puedo alcanzar yo mismo. O ese periódico que está en la entrada de cuidados intensivos. Esas pequeñas cosas que un enfermo no puede hacer, eso lo hacía él por mí.

Amigos y confidentes desde la infancia, eso habíamos sido Tony y yo. Pero en esos momentos ya no podía definir que éramos. Sencillamente mi vida sin él ya no la podía visualizar, sus atenciones, preocupación por mi salud, su alegría al hablar conmigo, y la forma como me miraba a los ojos. Eso no era de un simple amigo.

Una vez que salí del hospital, tras largos meses de espera, decidimos que era hora de independizarnos y empezar una nueva vida, lejos de esa gente que nos culpaba por haber sobrevivido.

Así empezamos nuestra vida juntos, seguimos nuestras vidas normales, pude conseguir una nueva con la cual no duré más que un escaso mes, mes en el cual no logré sentirme feliz en absoluto.

Pero la vida seguía y los dos lo sabíamos, hasta que un día, de repente todo cambio de nuevo. Sentí un dolor inmenso, que me penetraba el alma. Un dolor como ninguno que haya sentido antes. Quise gritar pero las palabras no lograban salir de mi garganta. Quise salir de la ducha y tratar de buscar auxilio. Pero las fuerzas abandonaron mi cuerpo. Lo último que recuerdo fue sentirme caer hacia el piso del baño, sentir como el agua recorría mis muslos y mi cuerpo… Y pensar en él.

Cuando abrí los ojos ahí estaba Tony, con sus ojos bañados en lágrimas y desesperado, tratando de hacer que yo recuperará la sensatez. Me bastó ver su preocupación, para que el dolor que me había atacado anteriormente, se alejara de mí.

Me incorporé poco a poco, él con su pelo negro mojado y sus pupilas impregnadas en lágrimas de preocupación. Algo se movió dentro de mí, algo que no sé cómo llamarlo, pero lo abrace también llorando y sin planearlo ni darnos cuenta de cómo sucedió, nos besamos, suave y silenciosamente.

Me secó con una toalla, y me llevó a la cama a descansar, se tumbó a mi lado. Mientras me besaba me dijo: “Te amo” y yo le respondí: “Yo también te amo”.

Así poco a poco nos quedamos dormidos, sabiendo que al despertar iba a empezar una vida totalmente diferente a la que llevábamos, pero al tanto de que la felicidad por fin había llegado a nuestras almas.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Esa piel

Adoro esa piel. Fantaseo día y noche con tenerla en mis manos, y esta noche, por fin, vamos a estar juntos. Sólo esa piel tiene semejante efecto en mi, puede que no sea como las de los anuncios, puede que no sea la más cotizada por mis pares, puede que tenga algunas imperfecciones, pero solo esa piel me motiva, solo esa piel me excita, solo esa piel me desvela.

Desde el día que el destino nos presentó, mi vida no tiene otro objetivo que estar con ella. Ya no me atrae ningún placer carnal, las artes han empalidecido ante ella, los músicos han enmudecido para mi, y el teatro ha perdido sentido. Solo la presencia de esa piel me hace sentir vivo, es el único motivo para salir de mi casa, es la única razón de mis pocas sonrisas.

Seríamos tan felices juntos, la pasión se desbordaría a niveles incalculables, nuestra alegría sería eterna. Pero, para mi desdicha, esa desgraciada mujer imposibilita nuestra relación. Ella siempre está con mi amada, siempre se interpone entre nosotros, siempre me observa con esos ojos. ¡Cómo odio esos ojos! no entiendo cómo semejante belleza puede juntarse con esos ojos. Siempre observando, no puedo apreciar esa piel perfecta sin topármelos, no puedo disfrutar de la vida sin que me juzguen.

Pero esta noche, esta maravillosa noche, voy a tomarla sin que esos miserables ojos me detengan. Esta noche sin luna es perfecta para nuestro tan esperando encuentro. He preparado todo lo necesario con meses de anticipación, planeado cada paso con detenimiento, revisado minuciosamente todos los instrumentos y analizado cada detalle a profundidad. Nada va salir mal esta noche, nada puede salir mal esta noche.

Aunque tengo un plan detallado de nuestro primer encuentro, aunque haya soñado con esta noche por meses, aunque haya visualizado cada momento, no puedo evitar sentirme nervioso. Silencioso, me acerco a ella. No quiero apresurar las cosas, quiero que ella recuerde esta noche como la mejor de su vida, porque definitivamente, esta va a ser una noche inolvidable.

Al tenerla ante mis ojos, todos mis planes se borraron de mi mente. La perfección en su más pura forma está frente a mis ojos, lista para que la tome. No puedo describir mi emoción en estos momentos, mi corazón palpita a más no poder, mi respiración se acelera, mis manos sudan y mi pulso tiembla. A pesar de mi nerviosismo, esta va a ser una noche perfecta.

Y lo hubiera sido si no fuera por esos ojos. A pesar de asegurarme de que no estaban presentes, despertaron súbitamente, acompañados por los gritos desesperados de esa detestable mujer. ¡Cómo odio a esa mujer! sólo ella puede ser capaz de detener nuestro amor, sólo ella puede ser así de insensible ante nuestro profundo romance, sólo ella puede ser tan repugnante para gritar despavorida ante mi presencia. Definitivamente, ella tenía que callarse si yo quisiera disfrutar de esa piel.

Un par de golpes no fueron suficientes para tranquilizar a esa desesperante mujer. Por suerte, vine preparado para todo. Un póco de éter es suficiente para dormirla de nuevo. Para no dejar nada al azar, decidí atarla y amordazarla para prevenir futuras interrupciones. Todo tiene que ser perfecto para mi amada.

Esos gritos seguramente han alertado a algún habitante de esta casa, por lo que debo acelerar el plan, por más que deteste esa idea. Puede que este momento no sea tan romántico como quisiera, pero una vez que la tenga, voy a poder disfrutarla cuantas veces quiera, y no puedo arriesgarme a perderla.

Mientras separo tan preciada piel de semejante monstruosidad de persona, me sigo preguntando como una piel tan hermosa le puede pertencer a una mujer tan detestable.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Calor

Aquí estoy.
Todo mi cuerpo vibrando con deseo.
No puedo dejar de pensar en us labios sobre mi cuerpo
recorriendome sin saciarse nunca
Recuerdo tu respiración entrecortada cuando te besaba,
cuando nuestros labios se buscaban frenéticamente.
Me produce ansiedad tan solo pensar en el calor de tu cuerpo.
te quiero estremeciendote sobre mí
quiero tus manos recorriendome toda
te quiero a vos, todo, teniendome.
Pero no estás
Y si no son tus manos llevandome al extasis
si no son tus labios volviendome irracional
encontraré otros que me satisfagan.
Nunca tanto como vs
Jamás nadie sabrá como hacerme explotar como vos
Jamás buscaré desaforadamente por otros labios como buscaba los tuyos.
Pero hay muchos que serán suficiente para calentar mi frío cuerpo cuando no estés.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

promesas de arena

Me prometieron el paraíso. Yo busqué
Me prometieron que la miseria pasaría. Yo esperé
Me prometieron romance. Me llenaron de ilusión
Me prometieron pasión. Sigo soñando con ella
Me doparon con amor y sexo. Sigo creyendo sus mentiras


Quién busca, encuentra arena
Busqué una ilusión
Encontré un espejismo de arena
En este desierto de lluvia
lleno mi vacío con arena



Mientras comemos arena
Lloran de hambre, gritan de muerte
Y solo pensamos en buscar más arena
Llenar nuestro vacío con mentiras,
nuestras vidas con arena



Ya no busco, ya no creo en la arena
Ya no sueño, ya no espero
Ahora odio, seco de tanta arena
Ahora tomo,
Para mojar toda esa arena


Mientras usted leyó esto (aproximadamente 30 segundos)
8 niños menores de 5 años murieron de hambre en el mundo
Tal vez deberíamos reorganizar nuestras prioridades
y dejar de pensar tanto en el amor y la pasión

lunes, 22 de septiembre de 2008

Por amor...

Siento frío, todo está oscuro y el parpadeo de la lámpara me dice a susurros que lo que acabo de hacer probablemente no fue lo mejor...

Hace frío, un frío que cala en mi carne... No es que me falte calor, de hecho no hace tanto frío, pero siento que sale desde mis huesos cómo si mi alma se hubiera congelado por unos instantes y estuviera recuperando su humanidad muy despacio.

Mi respiración es agitada, mi pulso esta apunto de parar mi corazón, la adrenalina me intoxica y mis labios están secos, al punto de agrietarse y empezar a sangrar. Su respiración es breve, pausada, casi nula, se encuentra en un éxtasis funesto.

Nunca creí que un hombre fuera realmente capaz de hacer cualquier cosa por amor, nunca creí que un hombre como yo fuera capaz, nunca. Y es hasta hoy que lo tengo a él entre mis brazos, contra mi cuerpo, que sé que sí puede ocurrir.

Lo que acabo de hacer me imagino que solo se puede hacer por amor, olvidar lo que sos, lo que te enseñaron y toda la mierda que te meten en la cabeza para terminar así como terminé yo, haciendo lo que hice, con las manos sucias, un ojo hinchado y una sonrisa de maníaco tan espantosamente perturbadora.

Puedo sentir su respiración todavía agitada pero quieta, cada vez más tenue y callada. Su cuerpo aún esta caliente, pero se entibia como el bombillo de la lámpara que acaba de apagarse. Mi delirio cede, mi brazo se detiene y lo escucho gruñir algunas ultimas palabras mientras cierra sus ojos. Pensé que ya no podía más que ya todo había acabado.

Lo aparté despacio, con cuidado, pero él sacando fuerzas de la nada intentó retenerme, como sosteniéndose de mis hombros, pero ya simplemente no tenía fuerzas. Sus piernas flaqueaban. Resulté más astuto de lo que pensó y simplemente mi joven fuerza lo venció. Lo dejé ahí tirado y ya no dijo nada...

¡Mierda! En lo único que puedo pensar es en que me estoy quemando por un cigarro, pero ni eso puedo. Entre los venenos del mundo, las mujeres y el tabaco son mis preferidos, aunque en ese momento la sangre de mis labios tenía un sabor tentador. Pero no, tengo que arreglar todo este desorden para que quede como si no hubiera pasado nada. ¡El maldito me embarro todo!

Debo confesar que siento un poco de asco, mi estómago esta revuelto y el sabor a sangre en mis labios no me ayuda a controlar las ganas que tengo de vomitar... Hace como cinco minutos que no lo oigo... todo me huele a óxido, todo lo siento rojo, todo lo veo oscuro.

Algo me moja la cara, siento que escapa primero de mi hinchado ojo derecho y luego sale igual del izquierdo... ¿Por qué lloro?... No lo sé, de felicidad tal vez... pero mis lágrimas siguen sabiendo a sal aunque sean de alegría... Es extraño, todo a mi alrededor me resulta tan repulsivo y pese a eso tengo una sonrisa de satisfacción tan insigne en mi rostro y una mucho mayor en el alma. Si no resultara tan irrespetuoso me le reiría en la cara ¡Diablos debería hacerlo! Pero la humanidad volvió a mi cuerpo con el calor en la sangre, así que ya no puedo hacerlo, no voy a hacerlo, creo que para el pobre hombre ya fue suficiente. Me acabo de quitar un gran peso de encima, me acabo de condenar, pero somos libres por fin, ella y yo.

Ahora sus caderas van a ser solamente mías, este maldito viejo ya no nos va a estorbar... Qué satisfacción fue sentir mi cuchillo desgarrarle el abdomen una vez tras otra, una vez por cada beso que le dio a ella con su asquerosa boca de anciano, con su saliva y su aliento a tabaco añejo. Deshacerme de él a estocadas, embarrando de sangre mi cuerpo, mordiendo mis labios de rabia para asegurarme de que cada puñalada lo hiriera aún más mientras lo aferraba a mi para que no escapara. Sólo saber que ella, después de hacerle yo el amor iba directo a la cama con él me atormentaba. ¡Pero ya no más! ¡Ahora ella es totalmente mía, únicamente mía!

Esta noche, apenas me desocupe de todo este enredo de mierda, la voy a llamar. Con una dulce voz de joven enamorado le diré que somos libres, le confesaré que por su amor soy capaz de todo y que nos libré de sus miedos. Ella será feliz, porque después de lo que hice ella tiene que ser feliz. No nos tendremos que esconder más, ya no hay nadie a quien temerle. Hoy mismo iré a su casa, le haré el amor como un animal saciando sus ganas y las mías, la besaré pensando en que es mía definitivamente, que se la arrebaté por fin a ese maldito viejo. Pero primero arreglare todo aquí, limpiaré la sangre que pringó el escritorio y mi ropa, tiraré en un guindo el cadáver y me desharé del cuchillo, aunque podría quedármelo como un recuerdo. Haré todo pensando sólo en sus labios y hasta buscaré la forma de quitarme este sabor a sangre de la boca...


Ahora vos sos mi mujer.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Carta!!!

De : mi

Para : ¿¿??

Esa noche te vi, te besabas con ella, y luego te besabas con él. Sabiendo que era conmigo con quien estabas. Subí corriendo con lágrimas en mis ojos no sabía si estabas con ellos, porque ella te daba los senos que yo no poseía, o él la estatura que no lograré jamás alcanzar. O tal vez por que nunca me quisiste.

Te dije que te amaba en un suspiro lleno de alcohol, de lágrimas, y de pensamientos.
Te dije que te iba a esperar, que yo sabía que no era el momento. Aunque adentro de mi ser, yo sabía que eso no era verdad.

Oía como la música se iba amortiguando conforme yo me iba alejando del lugar. Voltee para ver si venías a consolarme o decirme que todo estaba bien. Pero no, ahí donde volví a ver sólo reinaban las luces de la ciudad, la música del antro, y miradas incómodas de gente que me veía entre risas y preocupación, mientras yo corría desgarrado en lágrimas.

Agarré un taxi y le dije que me llevará a dar vueltas, que no tenía ningún lugar donde ir. Porque, en esos momentos no sentía ganas de volver a ese “hogar”, que sin tu presencia está vacío.

Al final me decidí volver a mi casa de nacimiento, ahí donde mis padres me recibieron con fuertes abrazos. Nunca supe, y todavía no sé si esa noche la terminaste con él, y con ella, o con más gente.

Parece que se te olvidaba la forma como hacíamos el amor… Como nuestros ojos se miraban… Como nuestra sonrisas se encontraban… Y como luego de eso…

Luego de eso…

……………

Me decías que me tenía que ir, porque te daba miedo que me pasará algo.
Sé que tenías varios nombres, porque leí los mensajes de tu celular, te llamaban con nombres que yo sabía que no eran los tuyos, te incitaban a charlas seductoras, cargadas de temas sexuales.

Y yo en mi ingenuidad y estupidez me refugiaba, pensando que podía llegar a tu corazón.
Ese fue mi error, por eso hoy en esta carta te escribo lo que sentí. Aunque no sé a quien dedicársela por que no sé por cual nombre o apodo llamarte. Así que sólo la pondré aquí en este lugar, que sé es tu favorito para que la puedas leer.

Gracias por dañarme de esa forma, porque ahora soy mucho más fuerte que lo que nunca fui. Gracias por envenenarme de odio, mentira y falsedad, porque ahora te puedo decir que te perdono de todo corazón.

Atte: YO

jueves, 18 de septiembre de 2008

Más lejos de lo que jamás pensé

Dejé que te deslizaras lejos de mi
Jaja, es gracioso que digas que no soy tu tipo
Pero yo puedo hacerte temblar...
Y te quemas pensando que no eres la única
te dejaría serlo, si tan sólo dejaras de estar a la defensiva

Ahora te vas, lejos de mi
Y no tengo la menor idea, de si podré encontrarte

Pero sientes mi aliento en tu cuello
y no puedes creer que estoy detrás de ti

Y es que siempre me haces regresar por más
Todo podría haber terminado hace tanto
pero simplemente no me importa en lo más mínimo

A veces te la juegas tan bien que es muy difícil no sucumbir
Y no entiendes, que las cosas se me complican demasiado
jaja es gracioso que pienses que soy una chiquilla
Te sorprendería de todo lo que soy capaz...
...Cuando me atrapan
Y sufres pensando que estoy con otro hombre...

Me pregunto si él, es la mitad de lo que yo soy

Y ahora te vas, a otro lugar lejos
no sé si podré encontrate
Pero sientes mi respiración en tu oído
y no puedes creer que estoy detrás de ti

Y es que siempre me haces regresar por más
y me siento un poco mejor que antes
Todo podría haber terminado hace tanto
pero simplemente no me importa en lo más mínimo

Porque esta noche,
llegamos más lejos de lo que jamás pensé


Por favor creeme
Es acá contigo donde quiero estar
Prométeme que esta vez no te irás

Conquístame pero suavemente
Hazme desear, pero no me engañes
Háblame, toma tu tiempo, pero háblame

Porque siempre me haces regresar por más
y me siento mucho mejor que antes
Todo podría haber terminado hace tanto...
Y qué mas dá
Esta noche, llegamos más lejos de lo que jamás pensé



martes, 16 de septiembre de 2008

Caracoles, rosas y chocolates...

Sé que te gusta andar en las nubes, que tu mente es traviesa y se siente libre al pensar en caracoles junto al mar. Sé que te gusta volar entre los cerezos pensando que la vida es linda y que algo mejor siempre está por llegar, aunque tus rodillas estén lastimadas y tus alas ya no sean tan fuertes.

Sé que detestas que las estrellas sólo salgan de noche y que no puedan alumbrar tus días. Sé que odias que la luna esté tan lejos y que por eso coqueteas con ella desde la ventana de tu cuarto.

Sé que el cariño es como el agua que te da fuerza, que piensas en besos dulces y abrazos acaramelados. Sé que sin la magia tu mundo no existe y que si no existes la vida pierde el color.

Sé que te duele ver como mueren las rosas en los jarrones, aunque te hipnoticen sus lamentos cuando te las he enviado yo. Sé bien que las flores son la mejor forma de llegar a tu corazón y mis palabras la mejor forma de decir que te quiero.

Sé que un helado te convierte en una niña feliz y un chocolate te hace sentir siempre mejor. Sé que las cosquillas te hacen reír y que nunca debo tocar tu pelo cuando lo recoges porque eso te enoja.

Sé que detestas arreglarte para salir, que te sientes bella con poco maquillaje y que la ropa sofisticada te hace sentir incomoda. Sé que aunque no seas vanidosa te ves mil veces en el espejo y que tu perfume es un hechizo que hace a mi corazón perseguirte.

Sé que te gustan los cangrejos, las jirafas, los canarios, las amapolas, la playa de noche, los lugares fríos, la madera... Sé que te gusta reír, correr, jugar, morder, besar...

Pero... ¿qué se yo?

Yo solo sé que cuando hablo mis ojos dicen cosas que tú no entiendes, y si no me entiendes ¿qué gano yo con saber tanto de ti, si tú no sabes nada de mi...?


Dejaré esta rosa en tu puerta y un chocolate,
para que no llores tanto...

La Cama

Mi amor:
Querido Seb

Sebastián:

Sólo te escribo para ver cómo estás.

Hola, ¿cómo est Si volvieras, te lo juro qu

Pareciera que todo te sigue esperando, y sé por qué lo digo. Junto a la mía está tu almohada, y todavía al pie de la cama está tu libro en la página en que lo dejaste. Todavía acostado en mis piernas está Benito -¿le tenías que poner Benito?- que de vez en cuando bosteza y se me acerca descaradísimo a pasarme la lengua por el cuello.

Todo te espera. Aquí en la cama, sobre todo, te espero yo, aunque ya no sepa qué espero. Duermo hacia un lado, esperando despertarme y encontrarte en el otro, aunque lo que encuentre sea mucho frío y se suban a la cama las ganas de que me abracés. Con las ganas viene además el recuerdo de esa primera vez que me abrazaste, y cada vez que viene el recuerdo subo yo a la cama las fotos que tenemos –muy pocas para mi gusto-. Generalmente luego vuelve a subir Benito, y muevo tu libro para que no le pase nada. Estoy segura de que hay una pizca de futuro que entra por debajo de las cobijas. Se mete entre las almohadas el miedo que me da el animal que se oye afuera de la ventana. Le digo que no, pro igual entra un poco de odio por que no estés aquí. Por los lados la cama se va llenando de eso que hace que te espere, y ya casi no hay espacio para mí. Cruzo las piernas para guardar todavía un campo para vos.

Esperá. Hay algo en el pasillo. En la cama todos nos quedamos quietos, porque no podemos no pensar que podrías ser vos. Oímos algo que tiene llaves, y lo sentimos entrar al cuarto y sentarse en la cama. Lo vemos acostarse y nos cuesta un momento reconocerlo, pero cuando le vemos la cara no nos queda duda.

Disculpá entonces que te haya escrito en vano. Lo que llegó fue la esperanza de que cuando volvieras fueras el mismo. Mejor ya no volvás, entonces, porque entre Benito, los demás, él y yo, en la cama ya no quedaría espacio para vos .

Podés recoger tu libro.

Te espera,

Te ama,

Te amó,

Carmen.

lunes, 15 de septiembre de 2008

El suicidio de ese amorio

Amor, no puedo creer que me dejaste un piano desafiano, una guitarra herida, un brazo sin cicatrizar.¿Como me dejaste asi? Amor, dejaste mi cama, mi amor lesbico por siempre se fue en los brazos de un desconocido...si te cambie, y la verdad no pienso traerte de vuelta. Si te viole, pero no pienso tocar tu frio cuerpo de nuevo. Si te ame, pero ya no pienso hacerlo. Mujer, ¿como me atrapaste asi? !ME MENTISTE! Y aunque fuiste la unica en mi cama cuando los demas se habian ido, me dejaste matar mi corazon contigo, y aunque me ames, se te pasara. Se que no soy la unica que te amo, y se que muchos te aman, amor. Pero no puedo seguir asi, no puedo vivir de vos, y menos...pasar las mas triste horas de mi vida contigo, abrazadas llorando, abrazadas muriendo. Y nuestro amor nos llevo al suicidio...¿como pudiste? Te ame, y por mas que lo intentes querida, y por mas que duela, no pienso volver. Soledad, en otra cama dormiras esta noche, amada, a otro seduciras y hundiras en la miseria. Soledad. Ya no mas. Te ame, y mucho, pero...lo amo mas a el.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Tuyo y mío

Tu habitación o la mía, en todo caso una esquina, un rincón siempre sirven para hacer el amor.

Mirada tuya, mirada mía; beso tuyo, beso mío; mirada tuya perdida, mirada mía fría. Una caricia, dos caricias, tres caricias, sí, sí, varias caricias que sólo buscan despertar el placer; el tuyo por supuesto, porque para mí es lo mismo de siempre.

Comienzas por la espalda, yo te dejo; el cuello, la misma reacción; me quitas la ropa, te quito la ropa... ¿dónde está la pasión?

Ya no hay prenda que soltar, sólo besos para dar. Un beso tuyo, un beso mío; un beso fuerte, un beso frío.

Llegas hasta mis piernas para besar mi intimidad y sigues creyendo que con esas cosas me haces suspirar. Si tan sólo supieras que lo único que logras es tenerme en una cama con ganas de poder desear de verdad.

Nuevamente a mi boca. Me besas, te beso; me tocas, te toco; me sientes, ¿te siento? No, definitivamente no te siento.

No te arriesgas a cometer un error, sigues al pie de la letra alguna especie de manual con instrucciones definidas para ser el mejor. Nada nuevo, nada diferente, nada que me haga respirar fuerte.

Te colocas sobre mí, listo para actuar. Entras lentamente, sales igual; entras una vez más, vuelves a salir; entras, sales; entras, sales; entrs, sals; entr, sal; ent, sal; en, sa; en, sa; e, s; e, s; e, s; e, s... zzzz... Me aburre sólo pensarlo. La misma acción, en la misma posición y de la misma manera por 45 minutos no tiene nada de divertido. ¿Dónde está el romance? ¿Dónde está la creatividad? Se me olvidaba, entre nosotros no hay amor, sólo sexo... Y el mismo de siempre.

Tus ojos desorbitados me indican lo que viene a continuación, pretendo sentir lo mismo, pretendo! Cambio la mirada, finjo unos cuantos sonidos. Terminas, termino. Terminó, como siempre. Un beso tuyo, un beso mío; un beso cálido, un beso frío.

Toda la ropa vuelve al lugar adecuado, cuidando cada detalle para no dejar muestra alguna.
-"A que hora mañana?"- preguntas sutilmente,
-"A la misma hora"- respondo como siempre.

viernes, 12 de septiembre de 2008

En las nubes

El romance es un arte. Requiere de creatividad, de astucia y valentía. No es cualquiera quien  encuentra la "técnica" adecuada o precisa para cada persona. Esto porque como en todas las artes, la significación es extremadamente subjetiva.

Además, ¡el romance está en todas partes!: en los libros, en las películas, en el bar, en canciones, en cafeterías, en blogs, en la biblioteca, en las conversaciones carentes de sentido pero llenas de roces, en las historias que cuentan los cangrejos...

Los grandes artistas pueden ser muy sutiles y esconderlo en sonrisas, en abrazos, en palabras. Andan de un lado para el otro encantando e incluso enamorando a sus lienzos. Les toman la mano, les respiran cerca, les observan como llamando con los ojos a ese otro par ansioso. Algunos besan con cautela las mejillas para no provocar sospechas, mientras otros más atrevidos buscan un leve reposo sobre la otra boca.

Sin importar la magnitud del romance, éste es el arte que provoca mayores emociones. La expectativa, la alegría, la psicosis... las ganas de saltar hasta lo alto para aprender a escribir su nombre con nubes.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Animal Humano

La gran diferencia entre los humanos y el resto de los animales, dicen que por ahí, ni siquiera es la inteligencia, si no los sentimientos, nadie debe perder su capacidad de sentir con el corazón, no con la piel, porque quien lo hace se deshumaniza, se convierte en animal.

Y es que el sexo, es parte de nuestra naturaleza, somos seres sexuales, somos animales. Pero también somos humanos y somos seres sentimentales. Somos la única especie que además de besarse, jugar, acariciarse mientras tienen relaciones sexuales, es capaz de verse a los ojos, el uno al otro.

El sexo sin amor es un acto animal y vacío, el sexo con cariño, con amor, es un acto humano. Ambos dan delicioso placer, pero sólo el segundo se siente bien.

Si... dejémos de coger y empecemos a hacer el amor.

Tornillos

La verdad esto no es nuevo. A veces pienso que desde antes de conocerla la estudiaba y la esperaba. Así es como han llegado todas mis penitencias, en las raíces de mi estudio para evadirlas. Ahora, sobre ella nunca pude concluir demasiado. Es hasta ahora que la veo desordenada (y cuán desordenada) en la cama que puedo contar lo que creo.

Sólo puedo suponer que siempre fue un espíritu de esos que logran estar por encima de todo esto; que le dan lo mismo los tornillos y los puertos, que puede pasar días sólo viendo el fondo de algo que nadie más ve, con la cabeza apoyada en la muñeca y la mano cayendo sobre el hombro. La conocida inconstancia supongo que no será tal, sino que será la oscilación natural del alma que los demás mantenemos ahí quieta usando la cabeza.

Si no me equivoco, para ella el cuerpo no podía ser menos importante. Gran vehículo, claro, pero instrumento de tornillos y puertos al fin y al cabo. Debe ser por eso que tantas veces no se percató de que estaba sangrando hasta que la sangre había manchado algo que sí le pareciera importante.

El tiempo le era tan poco significativo que no entendía cómo podían crecerle tanto las uñas en el momento que eran los meses, y aun así todas las mañanas me despertaba y me hacía presenciar el ritual de su vuelta al mundo, agitadísima por la sorpresa que le causaba haber revivido después de la noche.

Yo no fui nunca una excepción a sus excentricidades, y me tenía en tan alta estima como podía tener un pañuelo. Cuando veo hacia atrás pienso que me compartió su existencia por caridad, tratando de arreglarme con el día a día. Yo la veía hacerse más transparente cada noche, cuando se sentaba al borde de la cama a reponerse del fracaso que había sido compartir su perfección conmigo.

Para ella siempre fui el yo iluso, yo leproso, bajo, sarnoso, existente, terrenal, yo carbón. Yo que me arrastro por el mundo, que no levito como ella, que soy un aparato de tripas, que tiene cólera, que la quiere a ella y no la tiene, que en cambio de tenerla –y como buen animal- tiene el instinto y los dientes, y las ganas carnívoras de ella entera, no de la carroña de lo que le pudiera quedar de corpóreo.

Qué asco le da mi sangre, cómo la enferma. Cómo quisiera que yo no tuviera boca, que no le acercara las manos, pero sobre todo mi sangre. No tolera pensar que late y que me circula sucísima, constante.

Cómo le molesta. Ya no falta nada para que amanezca y me despierte agitadísima por haber revivido después de la noche y luego se vaya a esconderse de mí adonde nunca la encuentro. Por eso esta vez decidí levantarme y ahorrarle tanta molestia.

Me voy porque no quiero oír la escena cuando se despierte y en vez de encontrarme a mí se encuentre esparcido en la cama todo lo que tenía de tornillos y de sangre manchando las sábanas y la alfombra. Ah, y se va a encontrar un poco (muy poco) de carne.

Creo que se va a poner insoportable.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

En algún momento

El corazón me latía fuertemente, yo sabía lo que pasaría a continuación, a pesar de que me reusé a volver a intentarlo después de fracasar varias veces, después de que lastimaran mi corazón varias veces.

No quería estar con él, pero al mismo tiempo cada movimiento que hacía se encargaba de guiar los acontecimientos futuros... Un poco de timidez y un poco de desconfianza.

Poco a poco comenzó a quitarme la ropa, yo cedí... Mi mente en un mundo diferente a lo que estaba sucediendo. Caos, confusión, euforia, enojo, deseo, ansiedad, emoción; una mezcla de sensaciones tan complementarias y tan contradictorias al mismo tiempo.

Un beso aquí, un beso allá; un beso, otro beso... Muchos besos. Mmmm! Esos besos que me transtornan. No lo soporto! No te soporto! Esos malditos besos que me hacen desearte más. Maldito tú! Y malditos tus besos!

Maldita la vida que me hace volver a caer en lo mismo, volver a enamorarme... Juré no hacerlo y en eso apareciste! ¿Por qué putas apareciste?

Por supuesto! Apareciste para esto! Para demostrarme que no siempre tengo la razon, para demostrarme que no controlo mi corazón.

Y con cada caricia, con cada toque, con cada beso una parte de mi se desmoronaba. Cedí ante el amor... o por lo menos ante la pasión, bajé mi orgullo y te entregué mi corazón, o lo que quedaba de él.

Sí, ya se. Me dejé llevar, pero por favor no me lastimes! Ya he sufrido bastante como para volver a pasar por la misma situación. Por el mismo desamor. Por entregar mi corazón... si es que en algún momento tuve uno.

martes, 9 de septiembre de 2008

Besos para aquella persona

Besos para aquella persona q apenas sabe que respiro
pero eso no quiere decir q para él viva,
ya q poca cuenta él pone a mis pasos silenciosos.
Que lo persiguen y acosan solo para ver sus labios
y saberlos tan suaves, tan poco agrios pero distantes.
Y poco a poco esperar en un tiempo infinito
la unión de mis labios fríos con sus dulces labios que
mi corazón desea y que por ellos mi alma sufre.....

Pero ¿q puede hacer el corazón para acortar distancias?
Esta mortal solo desea ser ángel y velar cada sueño y pesadilla,
endulzar su vida con mi dulce miel que brota de mis labios.
Podrá amar a otra persona, pero el cielo sabe que
mi alma vendería por estar en éxtasis a su lado.
Todo este dolor, con sabor a lagrimas, a sal, con sabor a ti,
no es mas que el amor intacto que no creo entregar de nuevo.

Mariposa, es mi corazón que
bate sus alas para hallarte en mis recuerdos,
pero no es ardua tarea ya que con una rosa, un beso,
una memoria, un latido te encuentro, te recuerdo, te espero.

Voces me perturban, me siguen, me hablan.
Me dicen que no volverás, pero mentiras y envidia son,
¡lo sé bien! Aunque fuese mentira el tiempo ha cesado y
me ha dejado recuerdos que cada día vivo. No como una obsesión,
mas es mi mayor deseo....

La Comunidad informa:

Hola amigos de La esquina del cangrejo, ¡es un placer saludarlos!

Queremos contarles que varias personas nos han manifestado sus ganas de escribir en el blog, así que a partir de hoy tendremos invitados especiales rondando en esta esquina. Son bloggeros con pase de acceso especial para postear durante un mes lo que quieran.

Esperamos su apoyo a estos cangrejos visitantes, ya que uno de ellos formará parte de la comunidad si es apoyado por ustedes.

Tambien aprovechamos para darle la bienvenida a Valeria y a Carla Auxiliadora quienes a partir de hoy se integran a esta Comunidad. Y por cierto, la primera bloggera invitada es Vivian del blog Vivi de Kolorez, quien ya tiene preparados sus primeros posts.

Gracias por leernos y hasta pronto.

viernes, 5 de septiembre de 2008

El último momento

Las velas estaban ya derretidas, su luz casi se extinguía, el florero roto en mil pedazos cerca de la puerta, las flores que este antes contenía sin vida y aplastadas. Y yo apenas iluminado por los pocos destellos que quedaban en la habitación, tirado en el piso como si hubiera decidido dormir en el. Así estaba mirando hacia el techo sabiendo que ya sólo me quedaban unos pocos momentos más.

Yo nací siendo uno de esos hombres que tuvieron la dicha de tenerlo todo, buena casa con su jardín amplio, comida siempre en la mesa y si está no se encontraba ahí podía llamar a las empleadas, de niño todos los juguetes que quisiera desde los típicos legos hasta las últimas consolas de videojuegos, en la adolescencia tenía el dinero para comprar lo que quisiera ya fuera un helado o un caro juego de ropa, hasta carro tenía. Además tuve la bendición de nacer muy bien parecido, no como esos imbéciles que andan por las calles y que no son más que adefesios con accesorios que enmascaran su fealdad. En fin, lo tenía todo.

Por eso siempre fui un gran irresponsable en el estudio y en el amor, me acuerdo de una tal Jimena, guapa como ella sola, unos muslos bien ejercitados y un abdomen plano plano; le prometí cielo y tierra, entiendase joyas y diamantes. Al final después de una loca noche de sexo la deje llorando con el corazón en la mano y las manos atrás de la espalda, y le dije que ya había obtenido lo que quería y le tire unos cuantos billetes para que se comprara sus diamantes, aunque estos fueran de fantasía.

Con María fue distinto, ella era una niña, y si, digo niña por que recién había cumplido los dieciséis y yo ya de veinti-tantos con mucha más experiencia que el mismo diablo, le dije que la amaba, que era lo más hermoso que había visto; y aclaro lo hermoso eran mis deseos de tenerla a mi lado en la cama. Y con esos típicos cuentos, más trillados que novelas mexicanas, le pedí la famosa prueba de amor. Claro ella en su inocencia adolescente, su humildad de típica mujer campesina que se viene enfrentando a la ciudad por primera vez y su amor hacia mi, temerosa al inicio y tierna después accedió.

La hice como quise, sin que me importara mucho que fuera su primera vez, en fin eso era lo que yo buscaba. Ella me entrego su cuerpo y su alma y por supuesto tomé sólo su cuerpo. A los días le dije que no podía seguir con ella por que había encontrado alguien más a mi altura, y le obsequie una cadenita de plata por su buen comportamiento. Aunque ese detalle no evito que se devolviera a su pueblo decepcionada y totalmente destruida.

Luego conocí a Lorena, salvaje, un poco agresiva en el sexo, de ojos como fuego y piel bronceada. Esta si fue más inteligente y logró tener mi compañía por casi medio año, obviamente medio año en el que yo probaba alguno que otro postre del menú. Hasta que un día me descubrió con una muchacha de colegio y la obligo a marcharse. Como toda mujer indignada, decidió armarme pleito y ni para que lo hizo, termino en la clínica para que le revisarán los golpes y laceraciones que le cause por mi cólera; creo que se me paso la mano, pero ella tenía la culpa por llegar antes de lo previsto, la agarre por el pelo y la golpee contra la mesita de noche de la cama y luego le di una patada que la dejo tumbada en el suelo. Y como se imaginarán ahí termino todo.

Pasó ya bastante tiempo, hasta que un Domingo cuando iba a ver las mujeres que salían de la misa de las once, la vi. Pelo negro lacio, ojos verdes, alta, morena, curvas perfectas, porte de reina y un aroma a fruta del edén.

Se llamaba Karina, y aunque al principio buscaba lo mismo que con las demás, no sé como poco a poco empecé a sentir lo que nunca antes, esa palabra que dicha a la ligera suena estúpida, pero que dicha de corazón es como el paraíso. Si, sentí amor.

¡Maldita sea! Nos casamos a los meses, firmamos los documentos legales que le proporcionarían una vida segura en caso de un accidente que me sucediera.

Ella sabía lo que iba a hacer, nueve meses después de casarnos, llegó un día y me dijo “tenemos que hablar”, esa frase todavía resuena en mis oídos, esas palabras nunca advierten algo bueno.

Comenzamos a hablar me dijo que no me amaba, que sólo había estado fingiendo que era feliz a mi lado, que yo era un asco de persona, que no sabía hacer nada bien y mucho menos el amor, y que con respecto a ese tema, me iba a enseñar algo. Y si que me lo enseñó, me enseñó mi camino a la muerte, me extendió un sobre el cual abrí al momento con lágrimas en mis ojos, ya que pensaba que era el divorcio, pero no, no lo era, eran fotos de ella, desnuda en poses sexuales con otros hombres, con mujeres, y hasta con los dos sexos a la vez.

No lo podía creer, mi vida se hizo pedazos en ese momento, le grite, la llame puta, golpee la mesa, lloré, agarre el florero y lo tiré contra la puerta, me le acerqué, pero de inmediato me aleje, me producía una extraña sensación, como de asco, con dolor, ira y desilución.

No pude más y me tire al piso, como un niño que gatea busca el abrazo de su madre. Así totalmente vulnerable por primera vez sentí el dolor de un corazón roto, justo en ese momento me paso una lista de facturas por millones que estaban a mi nombre, de vestidos carísimos, un automóvil, perfumes, joyas, viajes que se suponían que eran de trabajo y que en realidad habían salido de mis bolsillos. No necesite calculadora para saber que estaba en la quiebra, fijo por eso me dejo.

Ella se dirigió hacia la puerta agarro un trozo del vidrio del florero quebrado, con sus manos cubiertas por unos finos guantes, y me lo puso en mi palma. Y se fue sin volver a mirar atrás.

Entonces las recordé, y vi a Jimena vestida con joyas y tomo mi mano vacía y se la acerco a Lorena que sostenía mi mano con el vidrio en ella y ahí apareció María, la inocente María que tomo ambas manos e hizo que me cortara las venas no sin antes dejarme la cadenita de plata que le había regalado, en mi cuello.

Se levantaron agarraron una vela roja cada una, y la pusieron ahí donde en este momento las estoy viendo, ya casi derretidas por completo, fundiéndose con el rojo de mi sangre que avanza por el piso. Y de blanco angelical las tres mujeres a las que les destruí de vida poco a poco iban ascendiendo hacia el techo, hasta dejarme sólo.

Una última lágrima cae de mis ojos, sé que ya es muy tarde para arrepentirme, pero lo hago con toda mi alma.

La voz de Karina se oía a lo lejos diciendo que toda mi fortuna ahora pasaría a su nombre, y que todo había sido un vil montaje.

Mis ojos se cerraron y sólo mi mente es la que segundo tras segundo se va consumiendo.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Lo que nos hace falta

Por fin estábamos solos, llevábamos tanto tiempo deseando estarlo y sólo pudiendo decirlo con besos... Últimamente los besos “normales” ya no sabían a nada, queríamos besos “de verdad”, largos, que suben la temperatura del cuerpo a pesar de las malditas noches con lluvia y frío.
Pero hoy, por fin estábamos solos, presionaste con fuerza mi cuerpo entre la pared y tú, mientras me besabas “de verdad”.
El cuello, adoro sentir tus labios en mi cuello, el olor de tu pelo…
Tus manos, suaves, rápidas, lentas… para este momento ya tengo mucho calor, la ropa me estorba, mis labios están muy rojos y tengo sed. Me encanta el sabor de tu boca, sobre todo cuando tengo sed.
La pared se vuelve pequeña e incómoda, de alguna forma terminamos en el suelo. El tiempo no camina, pero todo va tan rápido…
Tu mirada, los ojos entrecerrados, esa sonrisilla… humm… sí, me gusta, me gustás mucho…
Ya no hay ropa que me estorbe, me la arrebataste sin que me diera cuenta.
También me gustan tus manos, son suaves, no me hacen daño, bueno sólo a veces, pero en este momento siento tantas cosas que esos pequeños pinchazos de dolor ni se sienten… me gustan tus manos, y tus dedos, me gusta como me tocás.

Me gusta, se siente tan bien...pero ya no tanto… no sé, de repente el vernos así, no tiene tanto sentido, ya sé, se supone que uno no piensa, por lo menos no en esta situación, y no es que no tenga ganas, simplemente al verte encima mío, te quiero apartar, quita, quita…
…No sé… a lo mejor lo que hace falta entre nosotros no es el sexo.

¿Cuestión de edad?

Debía tener quince años o más que yo, pero no importaba, ¿o si?.
Nos besábamos intensamente, y yo sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho, después de años de observarle, de sonreírle y saludarle; por fin podía sentir sus carnosos labios contra los míos.

Mi ojos querían llorar de la felicidad no lograba concebir que fuera verdad lo que estaba viviendo, en mi propi cuarto como siempre lo había fantaseado, con las esencias de aromas que decoraban cada rincón de mi habitación. Su vientre sobre el mío, nuestros ojos conectados como si pudiésemos ver a través de nuestras almas.

Note su sonrisa pícara, esa sonrisa que me hizo enamorarme desde el principio, por supuesto ya sabía que yo que debía tener mucha más experiencia en cuestiones del amor y sus aventuras. Pero en ese momento no me importaba mucho ¿o si?

Yo apenas estaba estudiando, y mientras veía su ropa por el piso no podía dejar de pensar que venía del trabajo. Notó mi momentánea duda y con suavidad me volteo nuevamente hacia su rostro y me miro fijamente con esos ojos color café que hacían estremecer cada uno de mis poros, y me preguntó.

¿Te estás arrepintiendo de lo que hacemos?

De inmediato le dije que no, y deslice mis dedos por su cabello mientras podía ver pequeños y delgados cabellos blancos dispersos por todo lado.
Baje mis manos por su espalda sentí su piel bien cuidada, sin rastros de impurezas, sentía el calor de su piel, su aroma, su respiración y mi corazón seguía latiendo a mil por hora.

Sabía que eso había sido amor a primera vista, pero la duda me comía.
¿Más de quince años es mucho o no?

En realidad estaba buscando alguna excusa para no hacer lo que estaba haciendo. Cerré los ojos mientras sentía su presencia. En realidad su edad no me importaba.
Volví a mirar su ropa en el suelo, vi su enagua, sus prendas íntimas, su blusa. La volteé a ver nuevamente y la besé.

No definitivamente su edad no me importaba. Mire hacia donde estaba mi ropa y pude contemplar mi propia enagua, mis medias, mis zapatos, y el resto de mi ropa.
No, definitivamente no era su edad la que me hacia dudar.

lamentos celestes

Para mi chica de canela
Donde sea que estés
Te sigo esperando

Una noche más salí solo a adorarla
Allí estaba, en el mismo lugar de siempre
Hermosa como siempre
Lejana como siempre
Sola, como siempre

Y yo, como siempre, me conformé con contemplarla
De lejos, como siempre
Pero esta noche todo cambió
Para siempre
Para bien o para mal, todavía no sé

Hoy no portaba su suave sonrisa
El cielo no se iluminaba con su rostro
Mi corazón no se detuvo con su mirada
Eran sus lágrimas las que me aturdieron

Ella lloraba
Y sus lágrimas se esparcieron por todo el firmamento
Y sus suspiros bailaban entre las copas de árboles
Y mi alma se rompió en mil pedazos

Caí de rodillas, tal escena fue intolerable
Cientos de veces he anhelado hablarle
Hemos pasado solos incontables noches sin cruzar una sola palabra
¿Qué clase de desgracia pudo haberla hecho llorar?
¿Qué desdicha cayó sobre ella que pueda sacar sus preciadas lágrimas?

No logré soportar su llanto en silencio
Clamé al cielo en desesperación
“Puede que no me conozcas, pero por años he venido a adorarte en silencio
puede que no me creas, pero eres lo más importante en mi vida
puede que no lo parezca, pero tu llanto me rompe el corazón”

Ella me dio la espalda
Insistente, perseguí su faz
Pero ella continuó alejándose

Pasé horas implorándole que me respondiera
Sin respuesta alguna, con lágrimas secas en mi rostro
Temblando de frío y dolor
Di media vuelta y me dispuse a volver a mi morada

Una voz celestial habló a mis espaldas
“No me mires, solo escucha”
Sentí el impulso más grande de mi vida
Sentí el deseo de verla mientras me hablaba
Pero le hice caso a ella en vez de a mis deseos
Y solo pude decir, tartamudeando
“dime”

“Todas mis noches he estado en este oscuro balcón
por siglos, totalmente sola
hasta esa noche otoño, cuando saliste llorando de tu puerta
Me has acompañado noche tras noche
me has cantado, me has leído, me has hablado
y he disfrutado cada momento de tu presencia”

No me hubiera atrevido siquiera a soñar que ella conocía mi existencia
Incontables poemas han alabado su nombre
Majestuosos palacios se han erigido en su honor
Y yo solo soy un pobre hombre, sin arte ni castillo
Con solo un lastimado corazón para ofrecerle
Y ella se fijó en mi, quien no tiene nada que dar

Ella continuó con su lamento
“Estas noches contigo han sido las mejores de mi vida
pero con el tiempo, se aprende que todo acaba
y predigo que nuestro tiempo se acaba
y volveré a estar sola, rodeada de mis lágrimas”

Yo juré que nunca la dejaré,
Le prometí todo, mi alma, mi futuro y mi hueco corazón
Pero mis promesas no cambiaron nada
Su llanto se fue alejando,
expulsado por el amanecer de mi último día de soledad,
de poesía y de dolor

Desde esa noche, la humanidad entera se maravilla
con sus lágrimas
Se escribieron canciones, se les confirieron nombres
Se hicieron mapas y se les atribuyeron constelaciones

Pero yo solo sé
lo que significa cada estrella
La soledad de los astros
Mi poesía sin mi mujer
Mi amor sin respuesta

Cuestión de sudores

Acababa yo de escribir el punto final de esa novela que me mantuvo ocupado durante más tiempo del previsto. Pensé que bastaba con girar un poco mi muñeca para dar por terminado todo aquello. Fue así como me encontré de nuevo ante las aguas de la soltería, tan basta, tan cálida. Y cómo buen hombre que soy, cargue mi arma y me lancé a cazar.

No me resultó tan difícil como pensaba. Un poco de estilo, una cuota de romanticismo y presto. La primera presa cayó en mis brazos... Yo siempre he pensado que hay gente que nació para ser cogida, gente que con cualquier cuento se la llevan a la cama (en el menos creativo de los casos, claro está), y otros que nacimos simplemente para cortar cabezas.

Jaja me burlo de mí mismo por cómo sonó eso, me sentí Mr. Algo por un momento. Pero esta historia fue así, rara. Salí con las ganas de algo más que unos tragos, un baile, un aprete y un número de teléfono. La suerte me acompañó esa noche (parece que vio mi cara de desesperado en celibato) y resultó que ligué.

La rutina previa fue corta, encontré poca resistencia ante mis manos irreverentes y mis gestos lascivos. Unas cuantas palabras que transmitieran mis intenciones y en pocos minutos ya íbamos en mi carro camino al matadero. ¡Ah, qué bonita es la sensación de macho libre y cogedor!

Llegamos y no dejé que abriera la boca para pronunciar palabra, saqué mis instintos primitivos y me entregué a saborear, a tocar, a oler como un animal en celo. Entre aspiraciones y caricias desnudé su cuerpo. Esa noche me sentía animal, quería sexo creativo, sexo exótico, como en los viejos tiempos.

Pronto, muy pronto, nos convertimos en un amasijo de carne mojada. Debo confesar que el sudor es uno de mis fetiches más queridos, y digo uno porque eso de los fetiches es todo un arte del cual descubro día a día más secretos. Me gustaba su olor, apenas perceptible, un poco seco y embriagador. No podía contenerme y lo probé, quería más, mucho más. Ese saborcito salado me tenía en las nubes. Empecé a recordar. Ese sabor no era igual, le faltaba textura, le faltaba esencia...

¡Me cago en la memoria! De verdad que en momentos así no me sirve de nada. ¿Cómo es posible que en media cogida me este acordando de vos, del olor de tu cuerpo sudado? Pensé que cuando uno ponía un PUNTO FINAL era precisamente eso, UN FINAL. Es hora de cambiar de estación, eso de los sentimientos baratos y las cursilerías rosas no es de machos como yo. Con esa idea en mente me dispuse a ignorar la avalancha de sensaciones que me recordaban tu cuerpo escurridizo, que no hace mucho tiempo atrás se perdía entre mis piernas.

¿Y es que cómo podía ignorar que tenía sexo en la misma cama en la que hacía el amor con vos? ¿Cómo explicarle a mi cerebro que entre coger y hacer el amor la diferencia es el amor? Ya no quiero recordar, bueno, lo que no quiero es pensar, recordar por lo menos me excita, aunque cuando esté solo me funda en la melancolía...

¡Mierda, ya es suficiente! Lo que tengo que hacer es concentrarme en seguir cogiendo que si no esta noche quedaré como un mal polvo ante mi nueva presa. ¿En qué estaba? ¡Ah si, en el sudor! Me recargué despacio sobre mi amante y empecé a succionar su cuello con la fiereza animal del recuerdo de un cuerpo ahora ajeno y con el resonar instintivo de la memoria de mis sentidos. Poco a poco mi lengua busca nuevos sabores mientras baja por la línea secular que me lleva hasta un ombligo y más abajo a mi agasajo favorito. Esa noche fue larga. Recordar y tratar de olvidar, junto con las ganas de coger, son uno de los mejores afrodisíacos que he probado en mi vida. Lástima que tenga el peor efecto secundario para los hombres, el sentir que hemos perdido a alguien que de verdad llegamos a amar.