miércoles, 27 de agosto de 2008

Ella y Él (Parte 2)


Ella


Cerré la puerta y pude escuchar como se alejaba silbando... No lo podía creer, ese beso me había dejado pensando más de lo que debía...

La lluvia que caía era brutal, me sentía abrumada. Llegamos por fin a mi casa, nos bajamos del taxi y nos quedamos en el corredor. Él me miraba con una ternura de niño que no podía pasar inadvertida ni por la mujer más insensible del mundo. Me sentí un poco mal por él, por lo que podría pensar. Esa noche me había comportado como una idiota, fui caprichosa y hasta caí en lo insoportable por un momento. Pero el me conocía y sabía que por esos días mi humor no andaba en su mejor momento.

El y yo nos hicimos amigos casi desde que nos conocimos. Es el único hombre que me ha demostrado afecto de verdad. Él es tan lindo, tan diferente a los demás. Hasta llegué a pensar que era gay, porque un hombre tan tierno no podía ser realmente heterosexual. Es que todos los hombres son una basura, se sienten superiores a nosotras y piensan que estamos ahí para servir a sus deseos. Pero él no.

De repente se acercó a mi, yo no sabía que hacer, me quedé quieta. Él me miraba directamente a los ojos. Yo le correspondía con una mirada de ruego ahogado, no quería que lo hiciera, pero es que él es tan diferente y ha sido tan lindo conmigo. Me besó, yo podía sentir todo el amor con el que movía los labios... bueno... hasta que se le ocurrió usar la lengua, no tenía idea de qué hacer con ella y me la refregó como buscando quien sabe qué cosa en mi boca. Sin duda no tenía mucha práctica, pero fue un beso sincero, lindo y tierno como él.

Por un segundo sentí que podía amarlo, que él era el indicado para mi, que si me espero todos estos años yo podía sacrificarme a él, a acompañarlo y ser suya. Pero fue solo por un segundo. Justo cuado empecé a pensar en amor otra cara cruzó por mi mente... ahí fue cuando caí en cuenta de lo que estaba haciendo, su aliento me empezó a repugnar, su saliva me intoxicaba, no quería que siguiera. Lo que había pasado no era lo que esperaba, definitivamente no debió ocurrir jamás. Me separe de su cuerpo.

No quería que me mirará más, sus ojos me quemaban. Él era tan lindo que su mirada de príncipe me hacía sentir culpable ¿Por qué un clavo no puede sacar otro clavo? ¿Por qué no pude olvidar lo que una vez sentí por otro solo con probar su boca, su amor? Me dijo que lo había pasado muy bien, que le gustaría que saliéramos de nuevo, yo le dije que lo llamaría...

Subí hasta mi cuarto y me tiré a la cama, no se por qué, pero no podía dejar de llorar. Me sentía mal por lo que acababa de permitir que pasará, por tener que romper su corazón la próxima vez que me llamara preocupado porque yo no lo le había marcado antes. Lloraba por ese otro amor que me hizo daño y que mi corazón masoquista no olvida. Lloraba por mi, por sentir como me estoy sintiendo, por vivir lo que vivo y por amar como amo...

lunes, 25 de agosto de 2008

Ella y Él (Parte 1)


Él


Salí de ese corredor con la sonrisa más grande que se puedan imaginar. Mi cabeza volaba. Sentía que mis labios me quemaban de gusto. Atravesé la ciudad como el hombre más feliz del mundo entero. Primero silbé un poco mientras caminaba, pero mi dicha era tanta que me lancé a corear al mejor estilo de Broadway. Ni la lluvia era capaz de arruinarme el momento y ahí estaba yo, cantando bajo la lluvia...

“You're just too good to be true, Can't take my eyes off of you.
You'd be like heaven to touch, I wanna hold you so muuuuch…”

La gente me veía como si estuviera loco, pero a mi no me importaba. Yo solo quería gritar que la amo, que la he amado desde siempre y que esta noche por fin probé sus labios. Fue justo como lo soñé: una noche fresca, la luna iluminándoos, ella con su vestido rojo y su mirada perdida, yo con mi deseo y mis sueños a flor de piel. La miré y ella me miró, me acerqué y ella se acercó, abrí mis labios y ella los recibió gustosa.

Desde que la vi aquella tarde cuando llegaba al colegio, descubrí que mi corazón era solo suyo. Esperé paciente todos estos años añorando el momento correcto para mover mis fichas, jugando el papel de amigo, de confidente. Esperé a que se cansara de él, yo sabía que tarde o temprano no querría seguir soportando sus desplantes de macho y esos besos que le daba mientras la manoseaba de forma indecente.

Yo sé que a los hombres se nos prohíbe sentir, pero la conozco y ella quiere alguien tierno que la trate como su princesa y no me importa lo que piensen los demás, yo seré para ella ese príncipe azul que tanto ha buscado.

Nos separamos, fue el beso más dulce de mi vida... bueno... fue mi primer beso... guardado especialmente en mi boca para ella. La miré con dulzura y me sonrió. Ya era tarde. Le dije que lo había pasado muy bien que me encantaría salir de nuevo y ella prometió que me llamaría.

Dejó de llover justo cuando llegué a mi casa, estaba empapado pero no sentía nada más que sus labios sobre los míos. Entré y me fui directo a mi cuarto, tenía un sonrisa y una cara de imbécil que con nada me podía quitar. Me cambié y me tiré en la cama. Solo podía pensar en ella, en lo bella que es, en lo bien que besa y en cuanto la ama mi corazón y mi alma...

(Continuará)

sábado, 23 de agosto de 2008

Puntos finales

A la hora de escribir acerca del amor podemos detenernos en varios puntos importantes:
La alegría --> :)
El enojo --> :/
La confusión --> :S

No hay muchas opciones en el amor:
Se tiene, o se carece del mismo.
Se gana o se pierde.
Corren ambos corazones a un mismo ritmo, o uno agoniza latiendo tras del otro...

Olvidé mencionar otro punto:
La tristeza --> :(

lunes, 18 de agosto de 2008

No es mi culpa

No entiendo cual es la mierda que desborda en tu cabeza.
Porque no podés vaciar toda esa bisutería barata que tenés entre las neuronas.
Amar no es un sentimiento, es una acción. No te pido que sintás, te pido que hagás.

Si querés a un poeta te fregaste.
Si buscas un amante pues bien por vos, para mi será un placer.

Hoy no quiero usar el corazón, me lo patearon y esta por ahí, en algún lugar de mi pecho. Si no te importa lo que quiero es coger y se acabó.

¿Sabés algo? No todos los hombres somos iguales. Antes éramos diferentes. Antes yo era diferente. No todas las mujeres son iguales, yo encontré una diferente, y ella me hizo igual que todos los hombres. No es mi culpa tratarte así, es tu culpa por ser mujer. Por ser como esa mujer.

¿Entonces qué? Si seguís llorando, mejor te ponés la ropa y te vas...

viernes, 15 de agosto de 2008

Estaba decidida

Quería terminar con eso,
Se lo había prometido así misma, pero en su interior sabía que no podría hacerlo...
Es que es tan delicioso pensar en esa mirada, justo antes de que él le diera un beso, esa media sonrisa y los ojos brillantes en una convinación exquisita entre deseo y talvez cariño, porque ella sabía, amor no era, nunca sería.
El tiempo se llevó la esperanza de encontrar en esos labios amor, y ella se prometía una y otra vez que debía terminar, pero es que simplemente no podía... no podía... ¿Por qué?

Había dejado de llorar, y ya lo estaba esperando en la noche fría, decidida a acabar algo que no había empezado, pero sabía que como todas las otras veces que se había decidido, no lograría articular palabra, hablaría con él cosas irrelevantes y luego esperaría el momento en que él la besara, para ver esa mirada otra vez, para esconderse en sus brazos, para engañarse así misma, pensando que talvez en el fondo de ese beso había cariño o tan siquiera aprecio hacia ella, porque amor no, eso no existía en este pequeño mundo donde estaban los dos, nunca escucharía un te quiero, menos un te amo, sin importar cuanto tiempo pasara, cuantos besos regalara, él nunca diría esas palabras, ¿Podía vivir con eso?... mientras el la besara así... sí.
Mientras siguiera probando de la suavidad de sus labios, del sabor de su boca, de su olor, de la sensación de su mano en su cintura, o bajando por su espalda, acariciando su rostro, mientras siguiera viendo esa mirada justo en el momento preciso en que él decidía darle un beso...
Pero esos momentos ¿cuánto duraban? parecían segundos y luego él se marchaba, y ella sabía que no pensaría en ella, que jamás escucharía un quédate con migo, un te quiero... ¿Podía vivir con eso? ¿Podía seguir así?

Ya había dejado de llorar, y estaba esperando sentada, cuando lo vió acercarse con ése aire distraído.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Lágrimas

¿Sabes Laura? Hace mucho tiempo no veía una luna como esta...


Un cuerpo se asomaba por la ventana de aquel balcón. Hacía frío, mucho más que los otros días, pero ahí estaba, de pie junto a la luna fresca de octubre. Ante el silencio que prosiguió a sus palabras, se volteó con una dulce mirada inquisidora sólo para comprobar que ahí estaba ella, apacible y serena entre el edredón que la abuela había traído para las noches álgidas.

La contempló por un buen rato. Repasó su cuerpo de sirena alada, su cara de niña pequeña. Reparó con detalle en esos labios carnosos a través de los cuales brotaba esa mujer que tanto le sorprendía. Esa diosa dormida que jugueteaba en su mirada y que esa noche brotó de su boca.

Había llegado tarde. Justo cuando la ciudad empezaba a bostezar ella tocó la puerta rompiendo el silencio que había en el interior del departamento. Tras abrir la cerradura descubrió un cuerpo temblando entre lágrimas de espeso dolor. No le dio tiempo de preguntar que pasaba, ella simplemente saltó a su cuerpo y dejó salir su desesperación. La sintió llorar como nunca antes. Su corazón era una bolsita de papel arrugada que latía débilmente en su pecho. Sin saber el porqué también se entristeció, tan solo verla así le bastaba.

Acarició su mojado rostro y enjugó el brote de sus ojos. Una breve sonrisa se esbozó de repente y un poco de consuelo brilló en su mirada. Sintió el deseo de protegerla, de demostrarle que sus brazos eran capaces de darle seguridad. La abrazó, fue un abrazo largo, sincero. Quiso expresar todo su apoyo, su amistad, su amor.

Dos corazones latiendo juntos en una noche fría, una noche de octubre. Después de ese abrazo, notó el rubor en sus mejillas y como tímidamente ella bajaba un poco su cara. Con su mano derecha levantó suavemente su barbilla y la vio directo a los ojos. Con solo una mirada le indicó lo que pasaría. Acercó su rostro hasta el de ella, acercó sus labios a los suyos. Un rayito de electricidad brilló en la oscuridad.

Fue el beso más largo y más tierno de su vida. Esa inocencia, esa tristeza, esas ganas, ese amor. La noche se llenó de luz. Era tarde, la ciudad dormía. Con un gesto cortés le ofreció su casa y sus brazos para dormir esa noche. Hacía frío y sus cuerpos serían la mejor fuente de calor. Abrazándola susurró palabras de amor a su oído y la cuidó hasta que cayó rendida ante el embrujo de Morfeo. Llorar la había agotado.

No podía dormir. Se levantó y caminó hasta la ventana, un embrujo hechicero llamaba su cuerpo. Era la luna más bella que había visto en su vida, pocas veces había presenciado tal hermosura.

¿Sabes Laura? Hace mucho tiempo no veía una luna como esta...

Ante el silencio que prosiguió a sus palabras, se volteó con una dulce mirada inquisidora sólo para comprobar que ahí estaba ella, apacible y serena entre el edredón que la abuela había traído para las noches álgidas.

Después de verla así, tan frágil, tan bella, la luna había perdido su gracia. Su atención se prendió de ella, de su amada. ¿Cómo confesarle que ya no podría consolarla más? ¿Cómo podría explicarle que hay fuerzas imbatibles que separarían su amor? Un dolor oprimió su pecho, le faltó el aliento, sabía que ese maldito cáncer no le daría mucho tiempo, su cuerpo estaría en estado deplorable, su llama se extinguiría pronto. Una lágrima bajo por su mejilla. Él era quien lloraba ahora...

domingo, 3 de agosto de 2008

Una noche más



Tu olor en mi piel
me hace desearte aún más
Es tal cosa posible?
Tan solo recordar tu respiración me lleva a lugares más allá de tu imaginación
Te quiero
No..
Te deseo
Me es necesario tu sabor en mi boca, tu piel contra la mía
mi instinto animal surge con tan solo pensar en tu tacto

en todo aquello que hicimos
en como hacías mi piel erizarse
en la forma en que me hacías gemir
Tu poder sobre mí va más allá de mi control
Ocupo tu olor sobre mí
todo el día
todos los días
Recuerdo la forma en que me desvestías
lentamente
besando cada curva de mi cuerpo
recorriendome completa con las puntas de tus dedos
Pero luego,
luego era como si toda la vida no te bastara para desearme
para hacerme tuya
para tenerte y tenerme
para besarnos
para ser uno solo.
En esas cuatro paredes eramos solo tu y yo
y el calor de nuestros cuerpos
No puedo sacar de mi cabeza nuestros besos
la forma en que mordías mis labios
como si nunca te pudieras satisfacer
el sabor de tu boca
el sabor de tu piel cuando estabas sobre mí
aquellos besos que comían mi cuello
Oh tus manos por mi cuello
por mi cuerpo vibrante de deseo
por mis piernas
por mis pechos
por cada rincon de mi cuerpo
Mis uñas pasando por tu espalda
tus gemidos de placer
la fuerza con la que me sujetabas
Conocías cada centímetro de mí
y yo sabía como tocarte
en cada punto de tu ser
y como hacerte esperar
hasta aquel orgasmo final
El placer, la pasión, el deseo
de tan solo tenerte en la misma habitación
No podía esperar a quitarte la ropa
a tenerte encima de mí
a que fueras solo mío
y yo solo tuya
y tuvieramos una noche más.
Tan solo una noche más

una noche más.