miércoles, 30 de julio de 2008

Solo eso quiero...

Ya estoy harta de ser yo la seductora, la que pone cara de estúpida frunciendo sus labios mientras me contoneo frente a tus ojos lascivos que me devoran poco a poco. Ya no quiero ser yo la que juegue a ser inocente, la que tiene que encender la hoguera de tu pasión fingiendo tus fantasías. Hoy no.

Hoy quiero ser yo la desquiciada que te ve a ti. Quiero espiar cada rincón de tu cuerpo mientras te desnudas al ritmo de mi aliento. Hazme vivir esta pasión voyeurista de seguir atenta tus movimientos, sin censura, sin pudor alguno. Quiero verte bailar con tu mirada acechándome justo al borde de mi cama, invitándome a disfrutar los placeres de tu cuerpo. Esta noche serás tu ese jovencito inocente que descubrirá el placer en mi, me seducirás despacio, con lujuria y decadencia.

Quiero que me incites, que me provoques, que muerdas tus labios quieto para verte. Que gatees por la cama hasta llegar a mi. Que me intentes besar mientras yo te lo niego, haciéndote sufrir de pasión. Quiero pegarte cuando intentes tocarme, como cuando una madre castiga a su niño malcriado. Deseo escuchar que ruegues hacerme el amor, que me supliques a gritos el permiso de tocar mis caderas, mis senos, mi cuerpo que te obsesiona y te hace esclavo.

Te quiero ver ahí, sediento, humillado, que lo único en lo que puedas pensar sea en mis labios, en su calor y su humedad. Que tu neurona se caliente pensando en la forma en que hago el amor, en como me muevo y como se siente mi ardiente elixir. Así me volverás loca, me harás sentir tu dueña y yo cómo ama justa te haré comer de mi vid.

Comerás hasta que se me nuble el deseo, hasta que pierda el sentido y justo cuando lo haga te clavaré mis uñas y dejaré en tu piel mi marca para que me sigas sintiendo y recordando siempre. Para que te vuelvas loco pensado en lo que te hice sentir, en como te excitaba que yo me negara, que buscara retrasar el placer en ti y en mi.

Quiero que te obsesiones conmigo, que me llames, que me acoses, que sientas la necesidad de hacerme el amor para seguir viviendo y yo, yo seguiré negándome, aprovechándome de tu deseo para cumplir el mío, seré la sumisa que piensas que soy pero seguiré controlando tu deseo y manipulando con mi cuerpo tu mente de adicto sediento.

Quiero hacerte sufrir, solo eso quiero.

lunes, 28 de julio de 2008

pasion aux pas deux

Sus manos se tocaron lentamente. Ella estaba temerosa de lo que seguiría. Sabía que no tenía idea de lo que estaba haciendo, pero el había prometido enseñarle lentamente, moviéndola lentamente, siendo delicado y paciente. Ella se dejo llevar cuando el puso su mano en su cintura y la pego contra su cuerpo.

El bajo su mano por su torso, lento pero con una mano firme, con esa firmeza que caracteriza a un verdadero experto. La pego aun más contra él mismo, ella lo podía sentir respirando junto a su oído, podía olerlo en sí misma de la cercanía que tenían. El guió su pelvis hacia los lugares adecuados, a su oído le susurro: déjate llevar. Ella no podía negarse, estaba completamente hipnotizada por sus movimientos.

El puso su mano en la parte baja de su espalda y la guió hacia delante y hacia atrás. Muy bien le dijo, ella solo podía sentir el ritmo en sí misma. Era algo instintivo, animal casi. Los movimientos pronto guiaron a sudor, y eso solo la hizo quererlo más, quería sentir la esencia de esa persona en su propio cuerpo. Sus manos se hacían uno con su profesor. Lo miro fijamente a los ojos y puso ambas manos alrededor de su cuello. El acerco su rostro al de ella, podía sentir su respiración en su propio rostro. El paso su mano por su pierna y fue subiendo con mano firme.

La velocidad comenzó aumentar. Piernas se entrecruzaban. Giros sucedían. Ya eran uno. El ritmo se hizo más rápido aún, ella sentía sus labios rozar con los de él, con sus ojos cerrados lo siguió. Quería acercarse tan solo un poco más, quería que sus cuerpos se encontrarán más, que llegaran a lugares donde nunca habían ido.

Y la música terminó, dejándola con el mejor tango de su vida, pero nada más que un tango...

Incubo

Esta noche iré contigo.

Al alumbrar la luna llena, justo a la medianoche, entraré por tu ventana. Ágilmente cruzaré el umbral y te contemplaré como una leona ve a su presa. Esta noche te cazaré, clavaré mis colmillos con furiosa pasión en tu cuerpo joven y atrayente. Tu estarás durmiendo tranquilamente, esperaré a que des unas vueltas en tu cama y esa será mi señal. Me acercaré sigiloso, acechante, desnudando tu cuerpo con mi mirada de cazador furtivo.

Caminaré despacio y me detendré a tu lado. Haré que sientas mi calor sin haberte puesto un dedo encima. Mi simple presencia subirá tu temperatura al tope, te haré sudar en lujuriosa decadencia. Instintivamente quitarás tus sábanas dejando el camino libre para mi, que deseoso y lascivo te observo con minucioso detalle. Tu cuerpo se ve exquisito, semidesnudo, ardiente, pero sobretodo suplicante de disfrutar del mío, de perderte en los rincones más recónditos de mi boca y que mi lengua se pierda en los tuyos. Empiezo mi juego. Primero un beso sensual para atraer tu atención. Puedo sentir como me das forma: alto, joven, varonil, vigoroso. Tus ojos siguen cerrados, tu boca esta entre abierta recibiendo mis labios. Esa es mi entrada, me cuelo en tu cuerpo. Poco a poco extraigo mi elixir de vida mientras te ahogo en el deleite de mi ser. Me convierto en tu juguete, tu esclavo, el hombre que cumple tus más bajas pasiones y tu te conviertes en salvoconducto de mi existencia.

Me obsesiona tu cuerpo, es algo que no puedo evitar. Quiero conocerlo todo, despacio, esta noche tu eres mi atracción y gozaré de ti mientras te llevó hasta el cielo de donde caí un día. Te cubro de besos, cálidos y sensuales. Tus brazos me guían, me indican el camino a seguir. Tus caderas no aguantan quieren probarme, yo las atormento haciéndome el difícil, jugueteando en tu pecho mientras acaricio tu espalda con mis uñas y poco a poco bajo a atenderlas.

Mi lengua te mata. Caliente y precoz te recorre. Tu cabeza va explotar, un leve gemido rompe en tu habitación y hace repicar mis sentidos. Voy por buen camino. Sigo mi ruta, tu placer es mi meta. De repente tomas el control, esto no lo esperaba. Me agarras fuertemente el pelo y con furia me levantas hasta tu cara, me plantas un beso que busca comer mis entrañas. Arremetes violentamente y con mirada pícara me domas clavando tu uñas en mi pecho. Con esa cara de lujuria me haces tuyo, sin reparos, sin censura y yo correspondo a tu arrebato dándote lo mejor de mi. Tus fantasías fluyen en las sábanas, esta noche estoy dispuesto a cumplirlas, todas y cada una de ellas.

Mañana despertarás recordando con pena lo que soñaste. Sentirás mi calor mientras rememoras mis movimientos. Probablemente no recordarás bien mi cara, pero no olvidarás fácilmente mi erotismo. Sabrás que estuve ahí, tu cuerpo delatará nuestro encuentro. Estarás en mi memoria, seguiré visitándote, siempre con un rostro y un cuerpo distinto...

Definitivamente siempre supe que lo mío no eran precisamente las alas y las aureolas. Tanto blanco, tanta nube, me asfixiaban. Yo soy un ser mucho más carnal, más terrenal, así que el castigo que se me impuso lo veo más como la vida que yo mismo escogí vivir.

Soy algo así como el sueño secreto que anhelan muchas mentes, muchos cuerpos, causante de miles de sonrojos. No tengo nombre, alguna vez lo tuve pero ya lo olvidé. Soy quien quieras que sea, me veo como quieres que me vea y hago lo que siempre has querido que te hagan. Soy ese deseo nocturno que se cuela entre tus sábanas y humedece tus sueños con el descaro más grande del mundo. Me convierto en pasión, en locura, en anhelo. Paso mis horas buscando cuerpos deseosos, metiéndome en sus camas y haciéndolos sentir lo que nadie los hará experimentar jamás. A cambio les robo su vida, su energía y así conservo la mía. No sigo las reglas, nunca lo he hecho. Viviré como el demonio que soy por el resto de mi existencia mientras siga encendiendo esas flamas en aquellos sedientos de sexo, a quienes seco un poco cada noche, orgasmo con orgasmo.


Esta noche iré contigo, espérame...


La imagen de este relato fue elaborada por Oskrespo

jueves, 24 de julio de 2008

Tarde de lluvia


Otra vez aquí estamos
He comenzado a pensar que es culpa de la lluvia, cuando llueve que las tardes son húmedas y frías, cuando entra poca luz por mi ventana, que buscamos como roedores, como animales, calor, un lugar donde calentar nuestros desnudos cuerpos.
Como cuando somos niños, y en la noche oímos ruidos, nos metemos en la cama y creemos, sentimos, que ahí estamos a salvo, que nada nos puede hacer daño ya...
Así de esa manera tan insensata y tonta me buscas en estas tardes de lluvia, y así estúpidamente te dejo entrar en mi cama.

Creo que no te amo, me pregunto si en realidad alguna vez te he querido así, de estar forma… Siempre creí que la pasión vendría con el amor, pero en tu caso es inútil intentar descubrir que pasa, sólo se que llueve, que tengo frío, y que quiero tu aliento, tu humedad, tus manos para alejar este sentimiento de soledad.

Creo que tú sabes mejor que yo porqué te dejo entrar, porque dejo que con dedos apurados descubras lo que nadie mas conoce de mi, porque permito que juegues con mis labios, que pruebes, que toques, metas tu mano por debajo de mi falda, que busques todo eso de mi que me hace sentir insegura, como si fuera perfecto.

Y es que lo mas intoxicante del placer es que no te permite pensar, no pienso, y cuando se deja de pensar es mas fácil dejar de sentir, es mas fácil olvidar. Pero tú además me haces sentir perfecta, hermosa, deseada, hasta a veces superior a ti.

Por eso dejo que estés aquí, haciendo lo que quieres, pensando que soy tuya, que has obtenido todo de mi, y talvez yo misma he llegado a creerlo varias veces, pero no es la verdad, no te quiero, y yo te estoy usando a ti, para no tener frío, para no sentirme sola…

Disfruta hoy que podemos hacerlo, porque nunca más se repetirá, porque ya no voy a permitir que me hagas mas daño, hoy será la última vez que nos destruimos el uno al otro.

miércoles, 23 de julio de 2008

Entre la humedad y el cafe

Empezamos esto hace menos de diez minutos y es justo en este momento; en el que me soltaste el broche; cuando ya no quiero seguir besándote. Noto que tienes los labios resecos y llenos de ansiedad. Pero mi boca ya no quiere probar el sabor amargo de tu lengua. Parece que no entiendes cuando te separo con fuerza de mi cuerpo. Al contrario, te excita. Estás sobre mi, con tu rostro bajando hacia mi cuello y lo único que deseo es que te apartes. El piso está frio, y me aprietas tan fuerte que me raspas contra la madera. Además, entre el olor a humedad de la pared que da al baño y tu aliento a café empiezo a sentir náuseas. ¿Cómo no descifras las ganas que tengo de ponerme la ropa? ¿Por qué finjo esta mueca de excitación tan ridicula? ¿Cómo él placer es tan agradable y nauseabundo al mismo tiempo?

sábado, 19 de julio de 2008

Amor de canela

Adoro esa ternura con la que me vez cada mañana al despertar. Esa mirada de miel que esbozas entre las sábanas blancas de mi habitación. Justo cuando el sol travieso se cuela entre la ventana reflejando sus rayos en tu suave piel y dándote ese toque angelical que me hace venerarte. Mi guardia de macho feroz cae a tus pies y no puedo hacer más que perderme entre la oscuridad azabache de tus ojos. Esos ojos en los que se deshace mi cordura y se reflejan mis más profundos sentimientos.


¿Cómo es posible que tu cuerpo, tan frágil, tan débil, tenga ese poder sobre mi?


Y es que esa sonrisa pícara que se pinta en tu boca de cereza es capaz de hacerme ir al cielo y pelear con los dioses para traer hasta ti el Sol, la Luna y todas las estrellas que hagan falta para iluminar tu existencia, tu destino, tu vida que es mía. Y no porque yo sea tu dueño, es que de ahora en adelante tu suerte es la mía, te pertenezco y vivo por ti, solo por ti.


¿Cómo decirte? ¿Cómo explicarte lo que siento?


Mis ganas no aguantan y mis manos inquietas buscan tus tersas mejillas de durazno maduro, mis labios anhelan el sabor a vainilla de tu boca y ese aliento a naranja fresca que despierta mi deseo. Quiero besarte, lento, pausado, saboreando cada milímetro de tu boca. Besarte como si mi vida dependiera del elixir de tu saliva. Pero no, mis labios no reaccionan, tienen algo más intenso y más importante que hacer...


¿Qué sucede? ¿Qué puede ser mejor que perderme en tu boca gitana?


Acostado a tu lado me acerco a ti, te estrecho entre mis brazos y acerco mi boca a tu cuerpo. Con los ojos cerrados avanzo por tu cuello. Sin decir una sola palabra voy posando mis labios justo al lado de tu oreja. Mi corazón grita, cada vez más fuerte, mi boca quiere que lo oigas, mi alma anhela que escuches sus palabras. Y es así como mis labios musitan un susurrante “te amo”


¿Qué he dicho? ¿Qué es esto que siento? ¿Qué pensarás?


Me alejo nervioso, es la primera vez que me acorrala el corazón. No puedo hacer nada para evitarlo. Esa es tu fuerza, eso es lo que me haces sentir. No se que atravesó tu mente al escucharme exclamar esa dupla gritada desde mi pecho. Nos quedamos quietos y de repente volvió tu mirada de dulce de leche y esa sonrisa matadora. Te acercaste a mi y me entregaste tus labios, lento, pausado, saboreando cada milímetro de nuestras bocas...



Te amo,
hoy más que nunca
con todo mi ser y mi alma...

miércoles, 16 de julio de 2008

Amándome

Nunca me había percatado de lo guapo que soy. De mi sensualidad natural y de ese pícaro gesto de mi personalidad. Eso explicaría porque cualquier mujer que he querido ha caído a mis pies rendida ante mis más oscuros deseos. Pero como dije antes nunca me había dado cuenta de ese poder hasta ese día, en esa cama.

Nublado por la pasión del momento caí ante la pecaminosa tentación. Empecé a acariciar mi cara, conociendo cada milímetro de ella. Pasaba mi mano lento, como un ciego que conoce por primera vez a un amigo. Debo confesar que al principio lo hacía con más excitación que cariño, pero poco a poco la ternura se conjugó con el deseo y me quise como nunca antes me había querido.

Pase mi lengua por mis labios, saboreándolos y mordiendo lo jugoso de sus carnes. Descubrí la calidez de mi boca y lo certera que es mi lengua jugueteando en cada rincón de mi cavidad bucal. Besé suavemente mi rostro, mis párpados, mi frente, mis mejillas, cada mísero rincón que me hiciera sentir. Mordisqueé los lóbulos de mis orejas, buscando el placer ingrato que en mi eso provoca.

No hubo una sola parte de mi rostro con la que no jugueteara. Pero quedaba aún mucho más por descubrir, por recordar, por explorar. Bajé lentamente mi lengua por mi cuello llenándolo de saliva, dando mordisquitos que me hacían estremecerme. Pase mi lengua por todo mi pecho, ensalivando cada centímetro y luego empecé a soplar lentamente sobre él. Ese contraste entre lo caliente de mi cuerpo y el frío que mi aliento y mi saliva me hacían sentir, me volvía completamente loco.

Cada poro de mi piel sentía mi pasión, esa lujuria mal sana que carcomía mis adentros, ese amor narcisista que me provocaba aquella situación mundana. Seguí mi camino, arañando los costados de mi abdomen y besando a piquitos mi ombligo, me hacía cosquillas, un poco, pero para ese momento ya todo era sensual y sexual. Buscaba darlo todo, quería hacerme sentir hasta el último placer que mi cuerpo pudiese dar y recibir.

Después de muchos juegos y de que la temperatura hiciera explotar los termómetros de mi cuerpo, pasó lo inevitable, me hice el amor entre quejidos y exclamaciones guturales. No sabía pensar, solo sentía. Podía notar mi virilidad y ese poder tan masculino de mi pasión. Abrazaba mi cuerpo, acariciando todo lo que estuviera al alcance de mis manos mientras aumentaba el ritmo de mis estocadas de torero asesino. Fue el placer más intenso que he vivido jamás. La potencia del clímax fue incomparable, los segundos se hicieron horas y el tiempo se detuvo para inundarme de placer. Cerré ese episodio dándome un beso de oro lleno de dulzura y pasión juvenil e inocente.

Esa tarde fue increíble, descubrí lo sensual que puedo ser y lo bien que se sienten mis caricias al hacer el amor, bebí de la vid de mi boca y de mi amor. Solo por esa tarde exploré mi cuerpo y conocí cada rincón que me hace explotar, ese momento, el único por el resto de mi vida.

Cuando todo terminó y recuperamos el aliento, nos vestimos. Ninguno de los dos habló. Lo que acababa de ocurrir era impensable, era el peor pecado que jamás pudimos haber cometido. El era yo y yo era él, hermanos gemelos, un solo cuerpo y dos mentes separadas que por culpa del deseo se hicieron una en esa cama y se conocieron a sí mismos como nunca antes lo habían hecho.

- Lo siento
- Nunca más pasará

(...aunque ambos cuerpos lo griten)

domingo, 13 de julio de 2008

Ese maldito

Otra vez el mae la cago. Y no lo puede reconocer, es un estúpido. Esa es la verdad, estoy perdiendo mi tiempo con. Sí, eso es, la verdad es que ni le voy a contestar las llamadas. Fijo en un par de días ya anda con alguna de las zarrapastrosas esas que siempre andan de él, como si el fuera el único hombre heterosexual y atractivo en el universo. !Bola de regaladas esas! Malditas zorras y lo peor de todo es que el mae se deja que lo anden persiguiendo. Como si no supiera cuan mal me pone.

GRRR! Es que... DIOS! cuán estúpido se puede ser? Y por supuesto ya esta llamando para disculparse. Pues, sabe qué? JO
DASE. Vaya busque quien se lo coja, porque definitivamente no voy a ser yo, ok? Lo voy a borrar del msn, del hi5, del myspace, del fucking celular. En lo que a mi concierne nunca exististe. Cuanto lo detesto por arruinarme el día. Y es que no podía darme una respuesta más patética: "Es que creí que era a las 5". Su IQ es como de -5. Ni crea que me voy a quedar aquí esperándolo.

What the Fuck? Ah, claro, el universo me odia. Lo único que me faltaba. Lluvia, por supuesto, porque en este maldito país del demonio tiene que llover 10 de los 12 meses del año. No hay tregua. Maldita sea, el imbécil de mi hermano tenía que pedirme la sombrilla, ay ahora que yo me moje hasta el apellido por cuidarle a él de no mojarse. Pues ahora yo me enfermo por culpa de un estúpido que ni a tiempo apareció. Fuck! Fuck! Fuck! Necesito encontrar sinónimos para fuck! Ni un techo donde quedarme a escampar. Ni modo, a correr.

Y ya iba a empezar a correr cuando una mano recorrió su cintura lentamente. De pronto, el agua no caía en su cuerpo. Era él que la cubría con su sombrilla . Un susurro fue todo lo que hizo falta: "Lo siento". Ella se volteó y lo besó.
Maldita sea... Te amo estúpido.

domingo, 6 de julio de 2008

El último Vals

Déjame ciega, cubre mis ojos
Puedes hacer lo que quieras
Estoy paralizada por el ambiente perfecto...
...Cuando Bailamos, con los ojos vendados

Tu haces tan fácil el amarte y odiarte
No lo puedo explicar, me siento insegura
Y dices que estamos esperando por el último Vals

Y otra vez tú y yo
Otro celestial romance revolucionario
Esperando por el último Vals
Y parece, que no encontraremos la solución
La confusión guía el baile...
...Estamos esperando por el último Vals

Descorcha el vino, que huele a rosas
Permite que la noche se deslice dentro
Abre la ventana y deja el viento soplar
La luz en el horizonte, anuncia el infeliz final

Y te niegas a responder mi llamado,
Deja la venda, deja de pretender
y dices: Prepárate para el último Vals

Creo que nadie en este mundo tiene las respuestas para mi
Y sigo esperando que alguien haya escuchado

Y otra vez tú y yo
Otro celestial romance revolucionario
Esperando por el último Vals
Y parece, que no encontraremos la solución
La confusión guía el baile...
...Estamos esperando por el último Vals...




Versión de Last walz- The Rasmus