Salí de mi casa como todos los días, disfrutando del sol de la mañana y de ese intenso olor a tierra húmeda que queda flotando en el ambiente luego de que el sereno de la madrugada se precipitara.
Pase a la pulpería para comprar mi ya normal “desayuno” que incluía una manzana, y un yogurt de cualquier sabor. Sin embargo esa mañana algo diferente estaba ocurriendo con mis emociones, no lograba concentrarme, estaba acelerada e inquieta, y a la vez a la expectativa deseando que fuera la hora de la salida en mi trabajo.
Por cuestiones de mi profesión, secretaria de un abogado, tenía que andar excesivamente bien presentada tanto o más de lo que mi salario podía cubrir; pero eso no era lo que me molestaba ya que para casi todas las mujeres sentirnos atractivas es algo que nos hace sentir bien. El verdadero problema era la falta de locura, pasión, creatividad o como le quieran llamar, en la rutina de contestar y colgar el teléfono.
Siempre de niña soñé con ser una bailarina de tango, de esas que usan vestidos atrevidos pero conservadores, sensuales pero a la vez refinados, zapatos con tacones altos que le daban clase a quien los portaba, y esas gargantillas y accesorios enigmáticos que mi escaso sueldo no me dejaba poseer.
También soñaba con ser una cantante de ópera, cuya voz se pudiera oír con la fuerza de quien canta desde el alma; o tal vez una pintora para poder crear esos mundos de fantasía y llenos de color.
Ya era demasiado, yo sabía que no podía continuar así, ocupaba algo de pasión en mi vida. En eso mordí la manzana que tenía en mi mano y la sensualidad que me produjo en los labios me llevó a un éxtasis en el cual debo admitir desee algo más que simple pasión.
Así paso el día atendiendo al Señor Rodríguez, al Señor Guzmán, a Don Jeremías de la O, Doña Socorro Castro, en fin un montón de nombres que recuerdo sólo por lo monótono de la rutina. Hasta que por fin eran las cuatro, casi sin despedirme salí de mi trabajo decidida a hacer algo creativo.
Luego de una hora de caminar y pensar por las calles que transitaba normalmente, seguía sin saber que hacer. Resignada me devolví hacia la parada de mi bus y fue ahí cuando oí ese sonido.
Alguien a la distancia escuchaba tango, me fui acercando y vi que el sonido salía de una pequeña ferretería de pueblo, en eso se me ocurrió una idea, darle un nuevo color a mi casa. Entré decidida a comprar medio galón de pintura verde y medio de amarillo, ya que era lo máximo que podía comprar de momento.
Una vez dentro vi que nadie estaba atendiendo toque con una moneda el mostrador pero nada, sólo se oía la música salir a través de una puerta atrás del mostrador. Con miedo y a la vez un poco de excitación por hacer algo indebido me pase con cuidado al otro lado y me asomé por la puerta.
Justo ahí lo vi, no muy flaco y no muy grueso, alto yo diría que alrededor de metro ochenta, pelo rubio recogido en una cola, ojos castaños, y camisa blanca apretada y jeans sucio por el trabajo pero que no ocultaba la redondez de sus curvas casi perfectas. Sin poderlo contener ahogue un suspiro y él se volvió.
Extrañado y asustado por mi presencia me preguntó por lo que se me ofrecía, no pude responderle, el tango en mis oídos, él en mi vista, mi corazón acelerado y mi feminidad deseosa de sensaciones; me hicieron abalanzarme sobre él y empezar a besarlo.
Pasado el primer susto el me correspondió, cerró la puerta y sin querer derramo un tarro de pintura color lila que al parecer era una mezcla que estaba preparando. Nerviosa intente ayudarle a limpiar el reguero pero sólo logré resbalarme y caer sobre la pintura.
En eso yo que deseaba salir corriendo por la pena sentí como sus brazos me sujetaban por detrás y suavemente sus manos me iban desnudando, poco a poco tomé control de lo que pasaba y empecé a quitarle sus prendas. Estábamos desnudos uno sobre el otro en el piso, y justo ahí decidí expresar mi creatividad, con la pintura que estaba embarrada en mis manos lo empecé a decorar su pecho, sus piernas, su espalda, mientras sentía como él motivado por la circunstancia también dibujaba sobre mi piel trazos de distintos colores que había derramado adrede.
Entre el sudor de la pasión, los colores, las sensaciones y la música nos unimos completamente, mientras nos besábamos y respirábamos con excitación.
Después del intenso fogueo de sensaciones, me quede dormida y cuando desperté estaba en mi cama y sobre mi vientre una carta con un pedazo de papel dentro con diferentes manchas de pintura me voltee a ver y vi que estaba limpia, tomé la manzana que tenia a mi lado la mordí y recordé como ese mismo día temprano esa manzana fue la que me impulso a soñar con mi mayor fantasía.
Me vestí salí de mi casa, me dirigí de nuevo a la rutina del trabajo pero con una sonrisa en mi boca.
Al menos había logrado en una muy real fantasía lo que en mi vida normal no lograría.
WTF! Digamos que no me lo esperaba de ud. Juraba que era Freya! Que excelente forma de reinvidicarse. Me gusto mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias jeje... es para que vean que no sólo puedo escribir cosas creepy =)
ResponderEliminarPues me parece una representación muy creativa de algo q pienso yo, en mi opinion, toda persona desea en su vida y es esa emoción de vivir la vida al maximo, de romper con la monotonia de la vida cotidiana, encontrar ese poco d locura de excitacion (no necesariamente sexual) pero q d una u otra forma devuelva a nuestras vidas esa chispa q aviva nuestro dia a dia y q a veces perdemos d una u otra manera. Incluso al crearlo como una fantasia cada uno d nosotros tiene la capacidad de cambiar la rutina de nuestro dia a dia. Buen trabajo...
ResponderEliminarInteresante propuesta nos dejo Pabs, esperemos que siga haciendo el trabajo de calidad que nos tiene acostumbrados, este es un ejemplo de la creatividad e inspiracion. :D
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