martes, 24 de junio de 2008

Exorcismo!!!

Eran las doce de la noche cuando me decidí mientras veía esa luna que me hipnotizo y me hizo enloquecer; a tomar entre mis manos una biblia blanca, una biblia sin religión específica, ni conocida, sólo una religión inculcada en la esencia de lo vivido a través del tiempo, de las sensaciones promiscuas y de todos esos amaneceres en llanto desesperado.
En ese instante, en el que la luz de luna me daba cierta aura santificada, miré hacia todas las direcciones y comencé un ritual. Un ritual que sólo invocaba a la razón y al poder más grande, llamado voluntad para poderme despojar de ese demonio que se hallaba escondido, enredado, e intoxicando mi corazón.
Ahí empece el exorcismo, llamando a los santos de ninguna religión, clamando a un Dios sordo, y llorándole a un cielo oscuro.
Alaridos, maldiciones, e idilios profanados; fueron mis compañeros hasta que uno a uno fueron cediendo ante el amanecer.
Un amanecer en el que me despoje de ente malvado que habitaba en mi corazón.
Por que enamorarse de un espectro maldito y demoníaco es fácil. Lo difícil es desterrarlo entre cruces de púas y ritos extintos; hasta que de sí misma su presencia no sea más que un mutilado hueso de demonio.

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