miércoles, 16 de julio de 2008

Amándome

Nunca me había percatado de lo guapo que soy. De mi sensualidad natural y de ese pícaro gesto de mi personalidad. Eso explicaría porque cualquier mujer que he querido ha caído a mis pies rendida ante mis más oscuros deseos. Pero como dije antes nunca me había dado cuenta de ese poder hasta ese día, en esa cama.

Nublado por la pasión del momento caí ante la pecaminosa tentación. Empecé a acariciar mi cara, conociendo cada milímetro de ella. Pasaba mi mano lento, como un ciego que conoce por primera vez a un amigo. Debo confesar que al principio lo hacía con más excitación que cariño, pero poco a poco la ternura se conjugó con el deseo y me quise como nunca antes me había querido.

Pase mi lengua por mis labios, saboreándolos y mordiendo lo jugoso de sus carnes. Descubrí la calidez de mi boca y lo certera que es mi lengua jugueteando en cada rincón de mi cavidad bucal. Besé suavemente mi rostro, mis párpados, mi frente, mis mejillas, cada mísero rincón que me hiciera sentir. Mordisqueé los lóbulos de mis orejas, buscando el placer ingrato que en mi eso provoca.

No hubo una sola parte de mi rostro con la que no jugueteara. Pero quedaba aún mucho más por descubrir, por recordar, por explorar. Bajé lentamente mi lengua por mi cuello llenándolo de saliva, dando mordisquitos que me hacían estremecerme. Pase mi lengua por todo mi pecho, ensalivando cada centímetro y luego empecé a soplar lentamente sobre él. Ese contraste entre lo caliente de mi cuerpo y el frío que mi aliento y mi saliva me hacían sentir, me volvía completamente loco.

Cada poro de mi piel sentía mi pasión, esa lujuria mal sana que carcomía mis adentros, ese amor narcisista que me provocaba aquella situación mundana. Seguí mi camino, arañando los costados de mi abdomen y besando a piquitos mi ombligo, me hacía cosquillas, un poco, pero para ese momento ya todo era sensual y sexual. Buscaba darlo todo, quería hacerme sentir hasta el último placer que mi cuerpo pudiese dar y recibir.

Después de muchos juegos y de que la temperatura hiciera explotar los termómetros de mi cuerpo, pasó lo inevitable, me hice el amor entre quejidos y exclamaciones guturales. No sabía pensar, solo sentía. Podía notar mi virilidad y ese poder tan masculino de mi pasión. Abrazaba mi cuerpo, acariciando todo lo que estuviera al alcance de mis manos mientras aumentaba el ritmo de mis estocadas de torero asesino. Fue el placer más intenso que he vivido jamás. La potencia del clímax fue incomparable, los segundos se hicieron horas y el tiempo se detuvo para inundarme de placer. Cerré ese episodio dándome un beso de oro lleno de dulzura y pasión juvenil e inocente.

Esa tarde fue increíble, descubrí lo sensual que puedo ser y lo bien que se sienten mis caricias al hacer el amor, bebí de la vid de mi boca y de mi amor. Solo por esa tarde exploré mi cuerpo y conocí cada rincón que me hace explotar, ese momento, el único por el resto de mi vida.

Cuando todo terminó y recuperamos el aliento, nos vestimos. Ninguno de los dos habló. Lo que acababa de ocurrir era impensable, era el peor pecado que jamás pudimos haber cometido. El era yo y yo era él, hermanos gemelos, un solo cuerpo y dos mentes separadas que por culpa del deseo se hicieron una en esa cama y se conocieron a sí mismos como nunca antes lo habían hecho.

- Lo siento
- Nunca más pasará

(...aunque ambos cuerpos lo griten)

4 comentarios:

  1. me ha encantado este relato,ámate a ti mismo por encima de todas las cosas, jeje ;)

    gracias por contar conmigo para la esquina del cangrejo, la verdad es que me apetece.
    Si queires puedes mandarme un mail con el tema del próximo relato, y voy pensando...

    O también puedes incluir en los relatos, enlaces a fotos que ya tengo colgadas, si alguna te encaja con el tema...

    ya me cuentas...
    un saludo

    ResponderEliminar
  2. Creo que era inevitable que me pasara por aquí, y que encantara este relato. Tipo yaoi, y de feria con gemelos!!!! Genial XD !!!

    ResponderEliminar
  3. muy gueno!!

    de pronto sentí que estaba leyendo un cuento corto de una antología de cuentos cortos latinoamericanos.

    ResponderEliminar
  4. Me gusto demasiado esta historia... Que increíble me encanto en serio!!!

    ResponderEliminar