miércoles, 26 de agosto de 2009

Aceptación

I
Hierro que envuelve este pecado, musas mías
perdonadme que os he fallado a vosotras
pero vosotras me fallasteis primero
así que guardad los reproches
en vuestras gargantas mudas
dejadme la efímera gloria de entregarme
al hambriento canto de las sirenas
mentira dulce; verdad intermitente

II
No serás más que un cuerpo sin alma
un cascaron hueco, una caja de ruidos:
de cacofonías heterogéneas, acordes disonantes
me hundiré en ti hasta que en mí te pierdas
seremos nebulosa de iridiscente oscuridad
atmósfera pesada como lápida de piedra
de mentirle a la vida y comprarle indulgencia
al órgano que latía cuando le llamaban corazón

III
Sopla el viento entre los árboles secos
Las ramas al quebrarse, parecieran gritos
Quijote llora

II-bis
Págale este erotismo a la parca que espera
con dos monedas negras: tus ojos cerrados
se la esencia de una piel ajena, un lamento nocturno
seremos ajenos hasta a nosotros mismos

Todos somos igual de malos y dejaremos pues
la ética para aquellos cuentos de hadas
ni me importas ni te importo
ni te querré ni me querrás

I-bis
Ni me miren, musas
que ya las olvidé

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